El pasado fin de semana se han cumplido 25 años de este
singular acontecimiento que cambia y dinamiza la vida de Ayerbe y la Galliguera
en esta época, aparentemente sin acontecimientos ni alicientes en la montaña. Y
digo aparentemente por ser el momento del año en que hay mayor ocupación en los
alojamientos de turismo rural dados de alta o clandestinos en cuantos destinos de
caza jalonan nuestro país. Y singularmente por su proximidad, los que se
encuentran en la Sierra de Santo Domingo que proporciona unos 400 km2 continuos
para el solaz y esparcimiento de nuestros vecinos, vascos y navarros
fundamentalmente.
La cantidad de recursos y economía que genera en el
territorio esta invasión no lo vamos a descubrir ahora. La cuestión es otra:
simultáneamente, al mismo tiempo, esos mismos espacios reciben la visita a
finales de octubre-noviembre en los solanos de los cazadores de setas, como los
llama nuestra televisión.
Sirva esta reflexión para homenajear a Emilio Ubieto y su
equipo que han puesto en el mapa de la micología española a Ayerbe. Así como a
los organizadores de las jornadas micológicas de Jaca. Ambas dos, entre las mejores
en todo el Estado español. Tuve la oportunidad de participar en las jornadas en
dos ediciones, poniendo el acento en la diferente tradición micológica
asiática, en que la ingesta de setas no se efectúa por razones organolépticas
sino por su demostrada validez –juntamente con las algas- en el tratamiento de
enfermedades que alteran la inmunidad corporal.
El extendido shitake, el maitake, son amargos, ácidos,
terrosos y molestos al paladar. Pero sus árboles generadores, incluso se
divinizan por la religión sintoísta. El shiitake proviene de un castaño, árbol
shii, peculiar de zonas muy húmedas en el este de Asia. Y la seta reina es un
extraño rebollón, que no es el matsutake —seta de pino— cuya ingesta en su
forma más pura y apreciada se realizada delicadamente infusionado con zumo de
limón juzu —una aberración para los amantes del boletus quitarle así la
sustancia—. Es el segundo alimento más caro de Japón tras el “atún rojo toro”
llevado directamente desde la almadraba de Barbate.
Un saludo y un abrazo enorme a los hermanos Ubieto,
generadores de ilusión colectiva y desarrollo rural bien entendido.
30/10
Luis Iribarren.