8.10.15

El urbanismo del futuro, también para Zaragoza

Los urbanistas teóricos —pues luego no es nada fácil lograr lo que proponen como bueno— saben e insisten que el tamaño de las ciudades SI importa y mucho. Y que siempre hay que estar diseñando la ciudad del futuro cercano a costa de pequeñas decisiones —o grandes— que hay que tomar cuando nadie las entiende. ¿Cómo ves Zaragoza dentro de 50 años?

 ¿Se crearán puentes nuevos sobre el Ebro? Sin duda dentro de 50 años el Puente de Piedra será peatonal. Lo será mucho antes. Es inevitable. Y tal vez por ello habrá que imaginarse una Zaragoza con “otra” comunicación entre ambas orillas, una vez que ya los zaragozanos —muchos, no todos— han entendido que cruzar el Ebro es una oportunidad natural.

 ¿Qué tamaño tendrá esa Zaragoza? Con el actual tamaño de extensión Zaragoza podría tener casi el millón de habitantes. No hay que extenderla más, sino ordenarla mejor, cubrir huecos, tapar agujeros, hacerla crecer en espacios hoy infradotados de viviendas y de urbanismo. La zona de Av. Cataluña, desde la desembocadura del Gállego hasta la zona de La Isla en Montañana o toda la extensión del actual Polígono Cogullada permitiría hacer crecer la ciudad incluso con barrios nuevos dentro de la ya ciudad consolidada. Estamos hablando de distancias al centro de Zaragoza mucho menores que otras donde ya existen urbanizaciones. Algo parecido sucede con los entornos urbanos del final del ACTUR hacia Juslibol o hacia la AGM.
 ¿Se crearán barrios vulgares, dormitorios, sin servicios, sin calidad de vida? Esa práctica creo y espero que se haya acabado ya. Hay todavía manías increíbles en manos de las promotoras o constructoras que de alguna forma hay que evitar. La más triste es la tónica de mercado que logra que en una gran pastilla de suelo se empiece a edificar y vender los espacios más alejados de la conexión con los barrios aledaños, para así resultar luego más fácil y caro vender los espacios más cercanos a la ciudad. El ejemplo de Parque Venecia es el último que se conoce en Zaragoza, sin contar con Arcosur. Esto a veces supone que si hay crisis queden espacios vacíos sin construir y sobre todo que los primeros compradores y los que empiezan a dar vida al nuevo barrio, sean los que quedan con peores servicios y más alejados.

 ¿Deben los barrios recuperar su personalidad? Sin duda los barrios van a recobrar el protagonismo urbano, en Zaragoza y en el mundo. Las ciudades son simples sumas de barrios, de pequeñas ciudades cada una de ellas con su propia personalidad. Todos los barrios viejos y nuevos deben tener una serie de constantes urbanas básicas, que no son solo servicios, y que deben configurar su personalidad. Desde la época de los romanos (y antes) las ciudades siendo pequeñas tenían una serie de constantes fijas. Y nuestra civilización urbana sigue viviendo de aquellos diseños. Una gran plaza, unos edificios públicos a su alrededor, unos servicios comerciales en la misma zona, unos movimientos económicos y de personas que giraban en torno al ocio, la cultura, la calidad de vida, el diálogo, el servicio, la educación, sobre esos ejes distribuidos con un diseño básico todavía no superado. La clásica Plaza Mayor tan española.

 ¿Hay que agrupar las ciudades, hacerlas menos horizontales? Una ciudad horizontal es mucho más cara que una ciudad vertical. Zaragoza es una ciudad media, bastante vertical en muchas zonas incluso nuevas, lo que facilita unos servicios de calidad asumibles por la ciudad. Si viajamos por ciudades europeas de tamaño parecido a Zaragoza, pero mucho más horizontales, como Birmingham, veremos que es un tipo de ciudad que no nos sirve. Los huecos que se producen entre los edificios de baja altura crean un concepto de discontinuidad extraño, y no siempre son espacios cuidados y limpios. En los barrios no es posible encontrar —ni de cerca en la misma medida que en Zaragoza— comercio de proximidad pues las distancias entre habitantes es muy grande. Para que un comercio sea rentable necesita un número de posibles clientes que en estas ciudades solo se dan sumando distancias muy grandes. El comercio y de gran calidad se queda para los centros urbanos a donde todos acuden en busca de servicios culturales, ocio o compra. La ciudad se convierte en la suma de muchas avenidas y calles —no de barrios— que acuden a un centro a realizar la vida abierta. No existe la calle, no es posible el contacto humano excepto con muy pocos vecinos; a partir de ciertas horas todo es desierto incluso por la sensación de inseguridad. Los barrios no son tales, sino agrupaciones de calles y urbanizaciones horizontales, con pequeño espacios verdes individuales muchas veces no utilizados y grandes espacios verdes mantenidos casi de forma natural. En estos enormes parques que rodean estos barrios la intervención de los servicios municipales son mucho más bajos que en Zaragoza. En estas zonas alejadas del centro, no son parques de diseño sino zonas naturales a veces extensísimas que se cuidan casi naturalmente. Parece una sensación maravillosa para vivir en naturaleza, pero luego la realidad es muy diferente. Un paseo por estas zonas suele ser individual, solitario, sin casi uso, resultando incluso extraño pues como turista disfrutas de algo que ni ellos mismos utilizan con normalidad. Nada que ver con las orillas de los ríos en las ciudades españolas como Zaragoza, Sevilla, Valladolid, Madrid, Valencia, etc.

 ¿Qué debemos hacer con el transporte urbano? Zaragoza va a crecer aunque lo tiene complicado hacerlo en el corto plazo al pararse la inmigración y además estar rodeada de un Aragón casi despoblado. Pero todo crecimiento en su extensión supondría una adecuación de los servicios públicos de transporte urbano. En estos momentos y aunque suena contrario a la sensación ampliamente opinada por los zaragozanos, el servicios de transporte urbano en Zaragoza funciona bien. Incluso muy bien en algunas zonas, aunque francamente mejorable en otras. Por eso hay que tener mucho cuidado con los ajustes hechos sin ton, pues pueden suponer un empeoramiento además de nuevos endeudamientos. Todo tiene que ser sostenible, incluso el precio y el servicio. ¿Normal, verdad? Pues mucho cuidado con los cambios. Con el última reforma de líneas de autobús tras la puesta en marcha de la Línea 1 del tranvía se cometieron errores mal resueltos. Sólo de pensar en una situación parecida una vez se ponga en funcionamiento la Lïnea 2 hace que en algunos barrios de Zaragoza que no van a tener ni Línea 1 ni Línea 2 del tranvía, se pongan de uñas ante reformas que siempre afectan a los mismos. La distribución de las líneas de autobuses en tela de araña es inevitable. Zaragoza ahora es así y hacer otro diseño es casi imposible. Sobre todo hacerlo compatible con el precio que se paga por el billete y con los desfases del coste del servicio.

 ¿Debe socialmente haber cambios en la Zaragoza del mañana? Sin duda hay un componente claro que va en aumento. El número de familias monoparentales y unipersonales. Y las bajas disponibilidades económicas de muchas familias en general. Por eso hay que repensar el uso de los mismos edificios y calles, servicios y calidades, desde cada vez una sociedad más solitaria, más abandonada, con diferentes necesidades a las actuales. Muchas personas mayores, solas, con menos capacidad para defenderse, con edificios que están envejeciendo mucho, con servicios comerciales de barrio que tienen muchas dificultades para sobrevivir. El tejido comercial es la que sujeta a los pobladores en ciertas zonas. Pero en cambio y sabiéndolo, no somos capaces de encontrar la fórmula para mejorar esta necesidad. Además hay que crear locales de asentamiento cultural, de ocio, en cada barrio, para que se salga de él cuando se quiera pero también para que se puedan mantener en él si así se desea. Junto a estas familias de escasos recursos económicos y vitales hay otras familias unipersonales, monoparentales o de dos miembros, de grandes recursos y necesidades. Todo este cambio social debe estar mejor integrado en los barrios del futuro.

 ¿Debería significarse más Zaragoza como ciudad importante? Sin duda, con la Expo 2008 perdimos la gran oportunidad que sólo se da una vez cada siglo. Zaragoza está escondida por varios motivos. O no está a la altura que merece y necesita. Nos falta genio, pero sobre todo nos falta quien nos escriba, nos defienda, nos empuje, nos mueva de la silla. No sirve de nada sentirnos mal tratados, simplemente somos nosotros los que debemos hacer todo lo necesario para que esto se revierta. Pero no lo hacemos. Otros vecinos logran unos objetivos que nosotros no logramos, y la culpa es solo nuestra. Ellos hacen bien su trabajo y es lógico que intenten lo mejor para sus ciudades y territorios. Cometemos errores de niños cabreados, errores de luchas intestinas que no sirven para nada, errores de incapaces. No tenemos líderes sociales válidos, de personas que desde la cultura y la excelencia quieran poner a Zaragoza en su sitio, liderando una opinión pública que sepa exigir. No sabemos exigir, si acaso llorar y quejarnos. Posibilidades como ciudad y como territorio tenemos muchas, pero siempre se quedan en el papel, a lo sumo en la pequeña discusión entre personas de segunda fila. Y así no se crea sociedad.

 ¿Cómo debería conectarse más y mejor la sociedad zaragozana? Sin duda nos faltan componentes cívicos que sean capaces de lograr agrupaciones de ideas, de trabajos, de proyectos comunes. Las personas y sin duda los zaragozanos por encima de todo para sacar a Zaragoza hacia el futuro, deben integrarse en foros de trabajo, de análisis, de discusión, mezcladas y sumadas. No deben formarse compartimentos estancos y totalmente divididos y separados según ideas políticas o sociales. Debemos remar hacia objetivos básicos, apartando la mirada del corto plazo y mirando al largo objetivo de la Zaragoza de mediados del siglo XXI. Es mucho lo que necesitamos, muchas nuestras capacidades para lograr estos objetivos. Pero tenemos las herramientas, pues disponemos en organismos municipales —que modificados o simplemente respetados más— se podrían dedicar a buscar el futuro.

 ¿Y qué se está haciendo por mejorar otras ciudades y en otros urbanismos de todo el mundo? Pues se busca algo que ya tenemos en Zaragoza. La ciudad de ciudades. La ciudad de barrios autónomos. La ciudad humana, sostenible a través de la división en bloques parecidos donde cada uno de ellos contenga “todo”. A nosotros, como ya lo tenemos, nos parece normal y fácil. Pero no lo es. Ni lo es en ciudades grandes de primer nivel ni en ciudades del tercer mundo. Deben tener suficientes espacios verdes cuidados por todos, un buen transporte urbano para su interior y para poder desplazarse en busca de otros barrios, con puntos excelentes de ocio, cultura, educación, sanidad, vida social, comercio, trabajo, servicios y de reunión. Ciudades dentro de las ciudades. 

Julio M. Puente Mateo