Nos vuelven locos y nos deprimen. Si como ciudadanos de a pie no teníamos bastante con ver y oír todo tipo de dramas humanos, emigraciones masivas por las guerras, catástrofes naturales y demás, ahora el enemigo lo tenemos en casa.
La Organización Mundial de la Salud OMS nos aterra al decir que la ingestión de carne procesada produce cáncer, ¡ y luego nos dicen que no hay que ser alarmistas! Total, basta con apartarlas de nuestra mesa, ya que según esta organización aumentan en un 18% las posibilidades de sufrir esta fatídica enfermedad en el colon. Carnes rojas, embutidos, fiambres, salchichas, hamburguesas, jamón, alimentos enlatados, bebidas gaseosas etc., unidos a otros en alerta, como los huevos, transgénicos, consumo de leche en adultos, listeriosis en algunos pescados o anisakis en los crudos, e incluso para los bolsillos de mayor economía el marisco, pues activa el ácido úrico, por no extenderme más.
Está bien controlar el proceso de alimentos hasta que llegan a la mesa, pero tampoco dan datos fiables y objetivos de que esto sea así. La consecuencia es que generan excesiva alarma en la población y consecuentemente en las industrias cárnicas, que mueven miles de millones en Aragón y dan empleo.
No hay más que revisar que lo que antes se dijo que era perjudicial, como el aceite de oliva, el jamón, chocolate, café, cerveza entre otros, ahora, en una nueva revisión se dice justamente todo lo contrario. Si dejamos que estas noticias (pequeña posibilidad en los que tienen probabilidad de tener cáncer) repercutan en nuestros hábitos alimenticios, podemos acabar usando la luz del sol como nutrición autótrofa, pero no en demasía que tampoco es buena.
Me quedo con la frase del gran divulgador de la nutrición Grande Covián: ¨Hay que comer de todo pero en platos de postre¨.
Daniel Gallardo Marin