Hoy os dejo la imagen de un enorme cuadro que pasa muy desapercibido en Zaragoza. Está mal pintado y eso lo digo de entrada para que además de sorprendernos por el tamaño y el color, nos sorprenda por la forma de las caras, casi todas iguales y muy mal dibujadas. Pero es un cuadro con 275 años de antigüedad y eso ya le da un valor.
Fué pintado por Pablo Félix Rabiella y Sánchez por encargo del arzobispo Crespo de Agüero para decorar eternamente su propio enterramiento en la capilla del Pilar que se mandó construir para descansar eternamente. Y allí sigue, encima de su tumba, para que no quede duda de que hay decisiones que duran siglos.
Este cuadro, titulado “Predicación del Bautista en el Jordán” está en la pared derecha de la capilla de San Juan Bautista, a la entrada a la Basílica del Pilar, una de las más visitadas, pero a su vez, un cuadro de los menos vistos pues casi nadie se fija en él al estar en un lateral e ir todos los visitantes directos a contemplar la imagen del Cristo. Es un cuadro torpe, tal vez barato pues hay que entender que el mismo autor tuvo que realizar en poco tiempo toda la decoración pictórica de esta capilla, que a poco que nos fijemos veremos que es mucha y en conjunto muy interesante.
Como siempre hemos dicho, otro ejemplo más de lo mal iluminada que está El Pilar, lo que no permite a los visitantes disfrutar de sus obras, aunque sean regulares. No se pide una iluminación brutal sino suficiente y que no afecte a las obras, que ahora esto ya se puede hacer con seguridad. Claro que si para eso convertimos al Pilar en una Catedral de pago, como en casi toda España, mejor la dejamos a oscuras. O no.