Ayer Heraldo de Aragón entrevistaba a
Jesús María Jiménez Sánchez, hace unos días era El Periódico de Aragón quien preguntaba al profesor por parecidos temas, inspector de Educación con varios libros editados sobre la educación siendo el
último “Hacia un
modelo educativo aragonés” es un gran conocedor de la educación aragonesa.
Veamos algunas respuestas de sus entrevistas.
—¿Qué rasgos caracterizan a la educación
aragonesa?
—Por un lado, la cuestión demográfica,
porque vivimos en un territorio extenso, poco poblado, escasamente jerarquizado
y con una población envejecida. También la existencia de comarcas, ya que la
ordenación territorial aragonesa exige un replanteamiento de competencias y
responsabilidades entre la administración regional y las entidades locales. Las
lenguas propias también son una característica, ya que la escuela en Aragón no
puede soslayar que en ciertas zonas se hable catalán y aragonés.
La dispersión dificulta y encarece la
prestación de servicios públicos, incluido por supuesto el educativo, pero
cerrar una escuela supone a medio plazo cerrar un pueblo. Y no hay que olvidar
que la escuela rural ha sido siempre la punta de lanza de la renovación
pedagógica en la educación aragonesa y de las escuelas rurales han surgido las
innovaciones más sólidas y con mayor proyección.
El proceso de descentralización
iniciado en España a raíz de la Constitución española de 1978 posibilita que
las comunidades, en el ejercicio de las competencias reconocidas en sus
Estatutos, desarrollen proyectos educativos diferenciados dentro del marco
español, pero según se desprende de la investigación que he realizado no
existen diecisiete sistemas educativos diferentes, por mucho que algunos digan
lo contrario. Lo que existe es un único sistema educativo con el suficiente
grado descentralización que posibilita que cada comunidad, como es el caso de
Aragón, pueda desarrollar un proyecto propio diferenciado que solo a medio
plazo podría desembocar en un modelo educativo autonómico.
El proyecto aragonés es un modelo
inacabado. Necesita tiempo, estabilidad política, buen ambiente en las aulas y
una cierta complicidad de padres y profesores. Tenemos excelentes docentes, aunque
su trabajo no sea suficientemente reconocido y muchos estén desencantados. Un
proyecto educativo, el que sea, solo sale adelante si cuenta con la complicidad
del profesorado.
—¿Cuál es su modelo educativo?
— A mi me gustaría que hubiera educación,
no solo enseñanza. La enseñanza es solo una parte. No se puede planificar igual
el sistema educativo en una gran ciudad que en un medio rural, o cuando tienes
una sola lengua o tienes varias.
Yo creo que la descentralización es positiva
si se emplea bien. Hoy la educación tiene demasiada carga de ideologías y
deberíamos ponernos de acuerdo en cuatro o cinco cuestiones básicas, como si
hizo en los países nórdicos y que no se toquen esté el Gobierno que esté.
Habría que hacer un trato entre profesores y familias de manera que se fiaran
mutuamente.
Hoy, profesores del siglo XX educan a alumnos que se jubilarán en
el año 2060, ¡y a veces con esquemas del siglo XIX! La escuela no puede estar
ajena al ordenador, al móvil y seguir con las mismas matemáticas, con el mismo
análisis sintáctico.
La
fotografía es de Chus Marchador