Zaragoza no logrará ser una gran ciudad en las próximas décadas, por la falta de ciudadanos. Es falso que en Zaragoza habiten 700.000 ciudadanos, pues para ser considerados así los vecinos de nuestra ciudad debería tratar a Zaragoza como algo más que un lugar para vivir o incluso para sobrevivir. Un ciudadano CREE en su ciudad, en esa parte social y estable que representa la unidad básica del conjunto social.
Muchos habitantes de Zaragoza no se sienten zaragozanos, son ciudadanos de sus núcleos rurales o de sus países de origen, que no creen ni quieren creer en su lugar de dormitorio. Y si esto es lógico de entender en el caso de los migrantes de lejos, no lo debería ser con los nacidos en Zaragoza pero con raíces familiares en otros núcleos de Aragón y que siguen sin considerarse ciudadanos de Zaragoza.
Incluso en muchos casos no están censados en Zaragoza, prefieren defender sus núcleos familiares rurales antes que a la ciudad de sus hijos y nietos, y escapan de Zaragoza en cuanto pueden. Siguen siendo ciudadanos activos en sus núcleos rurales y en cambio son pasivos en su ciudad dormitorio, aunque en ella vivan, trabajen, compren, estudien, ahorren, tengan hijos o nietos, paseen o tengan propiedades.
Un error mío ha sido considerar que el 51% de los aragoneses eran zaragozanos. Y en mi error sigo, no aceptando el cambio, aunque lo asuma cada vez más. En realidad no creo que los zaragozanos de verdad superen el 25% del total de zaragozanos y es con este dato con el que debemos juzgar lo que como Zaragoza se merece la ciudad, en cuanto a respeto, derecho, presupuesto, sentido de futuro.
Si los zaragozanos habitantes no quieren ser zaragozanos ciudadanos, debemos entender que esto es inevitable, al menos hasta que cambiemos todos. Aragón como futuro, no se apoya desde la confrontación con Zaragoza desde Zaragoza.
Es curioso que la despoblación sea el mayor problema de Aragón, y que los aragoneses emigrados de Aragón hacia Zaragoza, sean los que más odien a Zaragoza como el hermanastro.
¿Por qué no hacen lo normal, que sería seguir trabajando en y desde sus zonas rurales defendiendo desde ellas un Aragón más repartido en su población? ¿Qué hacen los aragoneses que ya han decidido vivir en Zaragoza ciudad, para dignificar sus localidades menores (y no desde lograr ayudas económicas públicas que resultan inútiles) y que no sea zancadillear a la ciudad que los acoge para dormir y trabajar? La respuesta sé que es simple. No se quedan allí por la falta de trabajo y futuro. Luego…, si aceptamos que el futuro de Aragón está en una Zaragoza que lidere, porque no somos capaces del deseo de dignificación de la ciudad que representa el liderazgo?
La relación que tiene y tenga Zaragoza con Aragón, de Aragón con Zaragoza, es el más importante problema de futuro de Aragón. Simplificado en estos últimos años hasta la saciedad, por malos políticos muy mal repartidos en cuanto a calidad.
En esta legislatura hemos tenido momentos legislativos muy importantes para haber sentado unas bases diferentes de relación. Todos han quedado mal construidos desde —si acaso en el mejor sentido de la frase— el presente, pero no desde el futuro. Leyes con un recorrido social que deberían haber salido mucho mejor, sobre todo por la enorme diferencia de calidad de los zaragozanos que negociaban por Aragón y los zaragozanos que negociaban por Zaragoza. Por goleada, oiga.
El último detalle muy menor es de los juzgados de la Plaza del Pilar que es de chiste, dando una imagen tan esperpéntica, que asombra a los que conocemos el juego de manipulaciones varias que sabemos emplear para joder al contrario.
Así no se logrará sacar a Aragón del desastre y el desierto. Así no se logrará una Zaragoza de 500.000 habitantes ciudadanos que logren una ciudad a la altura de otras ciudades similares de España. Por ejemplo Sevilla, Valencia, A Coruña o Málaga y Bilbao, por poner algunos ejemplos.
Yo quiero un Aragón de más de 1,5 millones de habitantes en el corto plazo. Desearía una Zaragoza de 500.000 ciudadanos y abierta a tantos vecinos como quieran vivir aquí. Pero tengo miedo a un futuro a corto plazo donde tengamos menos de 1,2 millones de aragoneses y menos también de 300.000 ciudadanos zaragozanos, aunque habiten casi el millón de personas en sus tripas.
Julio Puente