Este ya viejo y desvencijado edificio, fue reformatorio de Zaragoza entre 1917 y 1955 con los padres Terciarios Capuchinos de Nª Señora de los Dolores como gestores de este servicio, creando como una granja en las afueras de Zaragoza para reeducar hasta 70 muchachos abandonados o pequeños delincuentes donde había talleres de carpintería, cerrajería, alpargatería, agricultura y jardinería, para enseñarles un oficio.
Luego fue convento de monjas y escuela con las hermanas de Pía Unión de Nuestra Señora del Pilar para Hispanoamérica y Filipinas para niños párvulos del barrio de Montemolín.
También en aquellos años era la iglesia de un barrio nuevo desde donde partían procesiones con los vecinos y luego un hermoso edificio que escondía secretos como un árbol único en Zaragoza, una Sófora o Acacia del Japón.
Hoy se hunde como tantos edificios que vamos dejando morir sin prestarles atención. Es la Zaragoza escondida que dejamos morir por falta de recursos. Recursos mentales, quería decir.
