Lo advertimos hace pocos días, la nueva empresa de
Transportes Urbanos de Zaragoza necesitaba, quería, intentaría despedir a un
número de trabajadores que entonces estimábamos en unos 150 que al final se
quedarían sobre unos 100 despidos, entre los que habría pactados un número
inferior a la mitad.
Ahora la empresa empieza el “juego” con anunciar 212 despidos
(un 16%) más una bajada del sueldo de un 10% lineal.
Mal comienzo de un otoño complejo en general y en donde los
autobuses de Zaragoza van a tensarse excesivamente sin aventurar nada para que
no se nos tache de agoreros.
¿Hay posibilidades de que al final no sea así el reajuste de
la nueva empresa? Pues posiblemente muy pocas, pues el recorte en kilómetros
año es un gran problema para cuadrar cuentas, más que el nuevo precio del
kilómetro que se podría absorben con menores cifras de beneficios, que eran
literalmente y para ser suaves, ilógicos.
Y el Ayuntamiento de Zaragoza tiene otro gran problema
añadido, y es la deuda que soporta con la empresa y el déficit acumulado por unas
tarifas muy inferiores al precio real del servicio pagado. El Ayuntamiento está para subvencionar
ciertos servicios esenciales, esto es básico. Como lo es que los ciudadanos lo
sepan con detalle y que se hubiera intentado antes que estos desfases presupuestarios
junto a los enormes beneficios de la empresa, se hubieran reestudiado en su
momento.
Ahora toca sufrir y negociar, gestionar y currar muy duro.
Que el ejemplo de Chocolates Hueso no nos sirve de punto de partida, pues allí
la hemos pifiado por no saber entrar duro en las negociaciones, desde el
Gobierno de Aragón.