Los voluntarios de Zaragoza, que tan excelente trabajo van
realizando en nuestra ciudad desde que se refundaron allá por el año 2008 han
puesto los puntos sobre las íes. Ellas están para ayudar pero NO para cubrir
puestos de trabajo, no para suprimirlos ni para que las instituciones se los
ahorren.
¿Dónde está el punto de inflexión? Pues lo han dejado muy
claro y simple. Cuando una labor se convierte en necesaria con el tiempo, cuando
una ayuda se demuestra necesaria y se reconoce importante y sobre todo que debe ser
mantenida a medio largo plazo, ellos no deben ejercer ese trabajo. Deja de ser voluntariado para ser trabajo laboral.
Los voluntarios están para ayudar en aquellas labores
puntuales que necesitan en el corto espacio de tiempo un apoyo social. Están
para ayudar a las personas y no a las instituciones o a las empresas.
Si se detecta que el tranvía necesita de continuo una seria
de personas que ayuden en puntos críticos de los trayectos, por poner un
ejemplo, ya no es labor de los voluntarios sino de personas contratadas.
En tiempos de tanto desempleo mezclada con la crisis, hay
que vigilar mucho los abusos en el trabajo del voluntariado.