Ayer sábado, una nueva avería en el tranvía dejó tirados a
los zaragozanos casi una hora en la Plaza de España.
En pocas semanas las
averías se han multiplicado y sin ser excesivas si son complejas de resolver y
afectan excesivamente a los viajeros, pues bloquean en algunos tramos el
servicio. Este es el punto débil del tranvía.
Pero curiosamente, los que conocimos y utilizamos durante
muchos años el tranvía viejo, reconociendo que había averías, no eran tantas
con una tecnología muy vieja y simple. Da la sensación de que los experimentos sin catenaria
no están funcionando, lo que resta credibilidad al servicio del tranvía. Al
perro flaco de las inversiones nuevas, todo son pulgas en forma de averías.