Ayer por la tarde (11-07-2013) tuve que estar en Urgencias
del Miguel Servet. El atasco en los pasillos del los box era tremendo, el
barullo casi patético.
Pero hay que decirlo fuerte y alto. El comportamiento de los
profesionales médicos y de enfermería era de premio. Intentaban organizar el
número constantemente creciente de enfermos, lógico, pero siempre con buenos
modos y caras amables ente familiares y enfermos. Con gestos entre ellas y
ellos señalaban el casi caos inevitable, pero lo gestionaba con una presencia
constante. Cambiando a enfermos de lugar hasta intentar minimizar el atasco.
Todos los box estaban llenos aunque no hubiera médicos, para que los pasillos
hubiera menos gente esperando. Solo una vez en casi tres horas solicitaron que
solo hubiera un familiar por enfermo (tónica lógica y habitual en estos casos)
y de vez en cuando pasaban por los enfermos preguntando cómo iban y pidiendo
perdón por el retraso.
Otras veces el trato ha sido distinto, así que al ver el de
ayer creo que hay que remarcarlo, pues así se soportan mejor las lógicas
presiones al tener a un familiar enfermo urgente o grave, esperando atención.