Mañana (esta noche) hace 200 años que los franceses
abandonaron definitivamente la ciudad de Zaragoza, por el Puente de Piedra
hacia Francia dejando a unos 400 soldados en el Castillo de la Aljafería como
punta de lanza por si eran capaces de volver a tomar otra vez Zaragoza y también
al cuidado de sus propios soldados heridos y enfermos que no podían ser
sometidos a un trayecto de huída.
En su huida nocturna en la noche del 8 al 9 de julio tras
perder pequeñas batallas en los alrededores de Zaragoza, atacados por las
fuerzas navarras del Mariscal General Espoz y Mina desde la zona de Casablanca
y Torrero viniendo desde la cercana Alagón, intentaron volar completamente el
único puente que había en el Ebro, el de Piedra, aunque al hacerlo
precipitadamente no lograron su objetivo más que en parte de una arcada, la
última junto al Arrabal, que enseguida fue repuesta con maderos a modo de un provisional
pontón realizado por los propios ciudadanos zaragozanos, para al menos poder
pasar la infantería y caballería de las tropas del brigadier Durán y del
general Espoz y Mina para perseguir a los soldados franceses que huían hacia el
norte al mando del General Marie Auguste París, hasta ese momento comandante
francés de Zaragoza.
A la vez que intentaban volar el puente, las tropas
francesas formaban una gran hoguera en el centro del mismo para evitar que los
ciudadanos pudieran perseguirles y lograr un tiempo de distancia.
Pero Zaragoza no quedó libre pues las tropas de Espoz y
Mina, que se quedaron a gobernar la ciudad, eran voluntarios de sueldo y los
desmanes en nuestra ciudad fueron notables contra la población. Como siempre,
los civiles seguían sufriendo.