16.5.17

Ocho ideas para San José, barrio zaragozano

En estos años más de la mitad de los habitantes del mundo ya viven en ciudades. En España también, y no solo eso, es que en nuestro país más del 70% de los ciudadanos se sienten urbanos, y sobre el 80% aspiran a vivir en una ciudad. Y llegados a este punto, debemos añadir que no quieren vivir en cualquier ciudad, buscan que las ciudades sean más humanas, tengan una calidad de vida más natural.

En las ciudades actuales viven muchas personas diferentes. Todavía la mayoría que habitan en las ciudades no han nacido en esas urbes. Hay niños, adolescentes con sus necesidades, estudiantes, inmigrantes, desplazados, ancianos, jubilados, personas con urgente necesidad de moverse, trabajadores, funcionarios del sistema o militares. Hay excluidos, enfermos, indigentes, millonarios, aburridos, intelectuales o deportistas.

Y hay que montar las ciudades, Zaragoza entre ellas, para que todos estos grupos y muchos más, diferentes todos, logren conviven en paz y en calidad. Que sea complicado, incluso novedoso, no quiere decir que no sea apasionante y maravilloso.

Ayer CHA planteaba varias ideas para el barrio de San José, un barrio de Zaragoza con muchos años a sus espaldas urbanas. Grandes avenidas inteligentes que se pueden convertir en zonas peatonales o revertir sus carriles para el tráficos si así lo requiere el momento. Bajar el número de vehículos privados que circulan por las calles incluso buscando nuevas ideas de aparcamientos para evitar estar dando vueltas, diseñar junto al urbanismo de cemento un urbanismo social de servicios que busquen objetivos básicos de convivencia y uso, aumentar las zonas verdes y sobre todo aumentar el tipo de usos que se da a las ya existentes, modificar los planes de movilidad para que sean más sostenibles y mejor conectados entre diferentes zonas.

No es lógico plantear servicios de líneas de autobús urbano, que discurran por los mismos recorridos, las mismas calles, los mismos barrios, con muy ligeras variables. Eso, además de insostenible es carísimo de mantener.

Julio Puente