Pensaban Barones, diputados, e históricos del PSOE, que con su sola presencia bastaría para llevarse el gato al agua y hacer Secretaria General a su candidata. Pero como dice el dicho, hasta el rabo todo es toro, va y gana el que no querían ni en pintura. Pues hala, las bases socialistas ya tienen su capitán para evitar el definitivo hundimiento de una nave con más vías de agua que el Titanic.
Se puede fingir todo lo que se quiera, pero la cara que reflejaba Susana Díaz después del varapalo, no era como dijo de arrimar el hombro, más bien todo lo contrario. Ya se sabe que en esto de la política se puede pasar de villano a héroe en un momento.
Sánchez ha sido elevado a los altares por una gran mayoría del socialismo de base. Alegría compartida, de independentistas y podemistas aunque sea con otro interés. De cadáver político y defenestrado por el Comité Federal pasa de un plumazo nuevamente a ser Secretario General con mando en plaza.
No lo tendrá fácil, no cuenta con casi nadie del legado socialista anterior, ni poder territorial representativo. Ardo en curiosidad por saber cómo se las gastará especialmente con el de Aragón, Javier Lambán, que ha demostrado tener menos vista que un gato de escayola.
Los dioses del socialismo sí que han venido, pero no para cubrir con su manto a la que quería él, sino a quien ha querido la militancia. Así que ya puede ponerse a cubierto porque le tocará pasar de Barón a lacayo.
Mejor le han ido las cosas a Susana, la de aquí, la de Aragón, incondicional de Sánchez quien tomará el asiento aún caliente de Hernando. En algo sí acertó Lambán cuando fue a Sevilla a apoyar a su candidata. Le dijo que iba a acabar mandando. Efectivamente, acabará mandando todo a la porra porque esto no hay quien lo entienda o…, ¿quizás sí?
Daniel Gallardo Marin