Las ruinas de una gran inversión, las de una lógica ilusión de futuro, las del acercamiento a Francia, las de compartir y hacer negocio para todos, las de vertebrar los territorios con la inteligencia básica que se espera pero nunca llega.
Podríamos mostrar mil imágenes así, pero sólo somos capaces de enseñar el esqueleto de Canfranc mirando al cielo. Tal vez ahora sea sí.