Aragón es como el patito feo cuando se trata de los Presupuestos Generales del Estado, tanto en lo que se presupuesta como en lo que se llega o no se llega a ejecutar. No quiero extenderme en enumerar gobiernos que han ido y venido, ni en esas tantas partidas que, durante décadas, quedaron solo en el papel.
Salvo la inversión en el año 2008, Aragón es el ejemplo más claro de cómo el gobierno de Madrid ejerce el "postureo". Y lo patético es escuchar a algunos políticos del Partido Popular en Aragón justificar estas cifras de risa, anteponiendo su sillón, siglas o respeto al amo, por encima de defender con uñas y dientes la tierra a la que se deben. ¿Cómo pueden justificar la pésima inversión diciendo que incrementan un 7% con respecto al año anterior? ¿De lo que se ha ejecutado este año, o quizás los 20 años anteriores?
Nos quieren tomar el pelo. No me hace falta que la oposición de ningún color, me recuerde el olvido que sufre Aragón porque yo lo veo, lo vivo y lo siento.
—¡Dejar de haceros las víctimas, y preocuparse por trabajar, que es lo que preocupa a los aragoneses!— fue la respuesta de Mar Vaquero a la oposición por sus críticas.
El problema es que poco se podrá trabajar mientras sigamos con estos presupuestos de vergüenza, mayor cuando partidas vitales para nuestro progreso, año tras año, se quedan solo en eso, en presupuesto. Vergüenza la que no tienen quienes justifican lo injustificable. Podrán autoengañarse, pero no conseguirán tapar los ojos a la sociedad aragonesa.
Daniel Gallardo