Los cielos zaragozanos contienen a veces estos detalles que nos pasan ligeramente desapercibidos. Pinchos para que las palomas no puedan quedarse descansando en las alturas.
Incluso aumentando el zoom solo somos capaces de intuir lo que realmente existe casi escondido a la vista.
Es la punta de una de las torres del Pilar de Zaragoza.
El peligro de las palomas y sus excrementos es de tal envergadura que se intenta por todos los medios que no se posen en las zonas a conservar, pues añadido a la posibilidad de que fallezcan y su cuerpo se descomponga, convierten en peligroso problema a estas aves sobre los grandes monumentos.
Los pinchos parecen la única solución en estas alturas. ¡Uff! por eso ya no quedan palomas alrededor de la plaza del Pilar.