Estimadas zaragozanas y zaragozanos en común, que es decir tanto como todas y todos los zaragozanos. El nombre con el que os presentasteis a las elecciones me parecía en principio una equivocación, pero con el tiempo me he dado cuenta de mi error. Reconocer que uno se equivocó es aprender a valorar mejor lo que otros hacen.
Ser "en común" es un activo si de verdad nos lo creemos y lo ponemos en valor. ¿Pero qué es ser "en común"?, pues sobre todo un reto casi imposible, un deseo más que una realidad, pues si somos medio millón es fácil encontrar medio millón de realidades, que si bien es cierto que sirven para enriquecer, también lo es que sirven para inutilizar la acción, para congelar las actuaciones. En común es imposible. Y tal vez eso sea lo más maravilloso de todo.
Ha llegado septiembre, se han acabado los 100 días y empieza el Año Nuevo. Pero sin alaracas, cava ni turrones, solo con muchas ganas de trabajar, a veces mucho respeto, algo de miedo, una cierta dosis de exceso de responsabilidad, y la sensación de que SOLOS se puede ir a menos lugares que en compañía. Pero siempre lo que se siembra es lo único que se puede recoger, más si encima nos empeñamos en regar y regar en la misma dirección.
Si nos tomamos las manías, los odios y miedos, los respetos desmesurados y las ganas de pensar que es mucho mejor solos que mal acompañados como la mejor herramienta de trabajo, nos estamos equivocando, pues Zaragoza necesita mucho más que tener la razón unos pocos. Necesita soluciones que se perciban con volumen, diría en broma en 3D, en equipo, con capacidad de una defensa contundente en cuanto empiecen las tormentas y las borrascas, que ya las están preparando.
Claro que, pensar eso, no supone olvidar que eso precisamente y como hemos sembrado grano divergente, pueda resultar un tema sencillo, fácil, rápido, barato y sobre todo deseable con ansia, por parte de los vendedores de otro tipo de grano. No. Todo tiene un valor, incluso a veces un precio, pero siempre un camino que hay que andar y explorar. Formar equipo es siempre complicado, incluso por los que parecen gozar del don de saber formar equipos. Si al contrario son las estrategias o los odios pequeños los que dominan los inicios, las cosas siempre salen mal en Zaragoza y en Birmingham.
Estimados Zaragozanxs en Común, la generosidad es un activo que solo sirve para regalar. Incluso muchas veces para pagar por ella. Pero sin la generosidad todo es mucho más complicado, más desustanciado, menos permanente, menos agradable, pues compartir siempre es maravilloso y aplaudible. Zaragoza es grande en muchos aspectos, incluida su historia que la van haciendo paso a paso los que en común andan caminos que sirven para muchos. Esa es la maravilla del nombre que elegisteis, que común significa "para muchos" y nunca "para unos pocos".
Llamar a una puerta es tan sencillo como atreverse a llamar. Abrir la puerta es tan sencillo como querer escuchar la aldaba.
Julio M. Puente Mateo