Casa Amadeo. Coso Bajo, casi en la Plaza de la Magdalena |
Los adultos excesivos (por edad) recordamos aquel mundo de innumerables tebeos que teníamos en la Zaragoza ende la década de los finales años 1950 y durante todos los años 1960. Desde el clásico TBO al Tiovivo, Pulgarcito, DDT o el Jabato. Tebeos que comprabamos muy pocas veces nuevos, bastantes más veces fuera de fecha y mucho más baratos a los que les cortaban una esquina y los vendían en algunas tiendas a precio rebajado, y sobre todo muchísimas veces más, cambiábamos en tiendas de revistas pagando un módico precio por dejar el tuyo y coger uno que no habías leído. Tebeos que nos ayudaban a leer más y a compensar que no teníamos televisión.
Mi hermano y yo comprábamos los tebeos rebajados en el Tubo, en los bajos de un viejo edificio que ahora está ocupado por El Solar del Plata, hoy un espacio al aire libre para tomar copas. Aquella tienda, enorme por cierto y con varias dependientas, vendía libros, revistas y tebeos de todo tipo, también a precios rebajados. En pilas y sobre el suelo podías comprar restos de ediciones, pasadas unas semanas de fecha, tanto de tebeos nacionales como americanos, nuevos y que nos servían para que al cambiar en las otras tiendas, nos ofrecieran de los montones nuevos. Este servicio del tebeo rebajado se ofrecía simplemente porque los tebeos nuevos y que salían cada semana a las tiendas, solo los compraban los niños con posibles. Los más pobres nos conformabamos con los tebeos rebajados que en realidad eran las mismas historietas sin fechas de caducidad, atemporales, y que se vendían unas semanas después y con una marca para indicar que eran tebeos devueltos por no venderse en la fecha de edición.
En las otras tiendas de revistas, en las que ibas a cambiar los tebeos, cuando tú enseñabas el que ofrecías para cambiar, ellos te mostraban diversos montones según la calidad de uso de los tebeos que entregabas: y si eran viejos, muy viejos o nuevos te sacaban un montón diferente para que la calidad del conjunto se mantuviera. Montones diferentes también si entregaban un tebeo muy infantil, otro americano o uno de aventuras como El Capitán Trueno o El Jabato. Incluso había montones diferentes para los tebeos horizontales tipo Hazañas Bélicas o Roberto Alcázar.
Toda casi una industria del servicio al tebeo de cambio, y muy organizada. Creo recordar que el precio del cambio del tebeo variaba en función de la tienda y de la calidad del conjunto o montón de tebeos al que accedías. Y claro del año del que podamos tener recuerdo de precio del pago. Pero los precios se movían entre los 10 céntimos y los 50 céntimos o dos reales.