Entre los años 1609 y 1613 fueron expulsados los moriscos (tremendo palabro) de
España por orden del Rey Felipe III. En Zaragoza se estima que en el año 1610
se expulsaron unas 65.000 personas (60.818 según los datos oficiales
registrados) lo que representaba un número muy alto que llegó a producir
problemas de abastecimiento al no poderse trabajar las tierras de labor de
donde se obtenían los alimentos para la ciudad y por ser en gran medida los que
regentaban también las pequeñas tiendas de comercio de alimentación, telas y
artesanía.
Tengamos en cuenta que por entonces en todo Aragón había algo más de
66.000 casas (unas 450.000 personas) y encima la inmensa mayoría de los
expulsados vivían en las ciudades grandes de Aragón. En la Corona de Aragón se
estimaban cerca del millón y medio de habitantes, repartidos casi en igual
proporción entre Aragón, Valencia y Cataluña (sobre los 450.000 personas) más
unos 135.000 en Baleares.
En aquellos años se solicita al Rey que se envíen a Zaragoza
y Aragón nuevas personas, sobre todo de Mallorca, Génova y Albania. Pero esa
petición no se aprueba pues aseguran que solo traerían enfermedades, vicios y
errores sociales.
Y en aquellos inicios del siglo XVI se comete el gran error
que todavía estamos pagando en Aragón. Se trae gente de todo Aragón, sobre todo
de la montaña, hasta la ciudad de Zaragoza, ofreciéndoles mejor vida y menos
hambre. En cambio a Valencia, dentro de la Corona de Aragón sí se envían
ciudadanos de otras zonas lo que hace que decrezca la población global en
Aragón y aumente sustancialmente en Valencia. A partir de aquellos años Aragón fue perdiendo porcentaje de habitnates sobre el global de España.Crecían Cataluña y Valencia y se mantenía igual Aragón.