En el Pleno del Distrito del Rabal de Zaragoza de esta
semana dos Asociaciones de Vecinos nombraron a Gamonal como elemento de ataque
y defensa ante la peatonalización de la calle D. Jaime. Hoy leo que el barrio
de Rosales del Canal amenaza también con convertirse en Gamonal. Con
independencia de que cada Asociaciones puede emplear el método de reclamación
que considere más eficaz, y por mi experiencia sociológica, debería decirles
que se equivocan, pero voy a recibir palos de ciego. ¿Me callo pues?
Si a cualquier político se le amenaza con una violencia como
la de Gamonal la respuesta es clara y sencilla.
—“No hago nada de nada, y a sobrevivir”. Al final— piensa—
me van a votar igual.
Y efectivamente ese es el quid de la cuestión. Gamonal es un
error grande como respuesta a una inversión municipal pues representará la
paralización de todo tipo de actuaciones en los barrios. Las asociaciones de
vecinos están para reclamar, para exigir reformas y mejor calidad de vida, para
plantear cambios y modernizaciones, inversiones y mejoras sociales. Pero si
ante cada reforma se amenaza con Gamonal y con la tontería de que no hay que
gastarse esos dineros en “eso”, la respuesta será la parálisis inversora en las
zonas calientes, allá donde es posible se quejen más los vecinos.
Por cierto, todavía nadie es capaz de entender y explicar con
claridad lo de Gamonal; esto que se sepa.
La explosión en un barrio de una ciudad pequeña y tranquila
no es lo habitual, cuando los desastres en ciudades grandes y con peor calidad
de vida se pueden contar solo con calculadora. Si a eso añadimos que era una inversión
apoyada por los dos partidos mayoritarios en el Ayuntamiento de Burgos y que
figuraba en los programas de ambos y que la explosión ha sido de los habitantes
de Burgos y no de gente venida de fuera, y que se han sumado a los jóvenes
violentos los propios vecinos y que la historia del constructor dueño de
periódicos es tan vieja en Burgos como la Catedral y que le siguen votando de
mayorías largas al mismo grupo de amiguetes, no se comprende con facilidad.
Pero alguien vendrá que nos lo explicará. ¿Tal vez la famosa teoría de la gota
que colma el vaso?
Ante las situaciones enquistadas hay que trabajar más en
plantear alternativas, diálogos a mil bandas, plantes tranquilos pero numerosos
en personas, etc. Contra la violencia ya han aprendido los que mandan, así que
hay que buscar otras alternativas. Y las hay.