El principal escollo autonómico mal resuelto en la España democrática es la financiación (aunque se disimule), que ahora se está poniendo de nuevo sobre la mesa de las análisis, afectando a Aragón negativamente a poco que se toque el actual sistema, asimétrico y discriminatorio pero aceptado finalmente, aunque cualquier cambio haría tambalearse todo lo aceptado. El problema catalán desaparecería si se cambiara su sistema de financiación, por poner un ejemplo de su importancia.
En España tenemos dos formas distintas de compensar a las autonomías o territorios por las competencias que ejercen descentralizadas, que ya son la mayoría.
El sistema Foral del que gozan Navarra y el País Vasco recoge desde sus territorios y ciudadanos sus impuestos totales y entrega al Estado la parte que han acordado mutuamente por los servicios porcentuales que reciben estos territorios.
El resto de España entrega todos los impuestos al Estado que es quien recauda y luego este entrega a cada territorio lo acordado según distintos parámetros en donde se tienen en cuenta competencias, gastos, inversiones, tamaño del territorio y número de habitantes.
Aragón es muy grande y con pocos habitantes. Mucho espacio, disgregación de su escasa población, pero con muchos gastos para mantener el espacio común en condiciones óptimas de servicios. Si se toca toda la arquitectura de financiación será a costa del factor población que afecta muy directamente a Aragón.
Y para terminar decir que lo que recibe Aragón o cualquier territorio para sus presupuestos propios no son cantidades finalistas, es decir (por poner un ejemplo) si Aragón recibe de Madrid con arreglo a su población, servicios y espacio geográfico un millón para Justicia y dos millones para Sanidad, luego en los Presupuestos propios de Aragón esos tres millones que recibe los puede distribuir como cree el Gobierno de Aragón mejor entre sus Consejerías. Esa distribución final con los criterios de Aragón, con la libertad de Aragón (y de todos) para decidir, hace que algunos servicios sean mejores o peores según territorios, crean déficit o no según decisiones propias. Si en el reparto final entregamos más a Educación o Trabajo y menos a Carreteras depende de cada territorio, aunque la suma total de lo que se recibe SI depende de Madrid y de los criterios de reparto.