Desgraciadamente los dos informes que Endesa ha realizado
sobre el carbón de Mequinenza no son positivos para Aragón. No es posible
utilizar este carbón en la térmica de Andorra pues dañaría gravemente las instalaciones de la
fábrica andorrana, donde hay más puestos de trabajo (diez veces más) en
complicado nivel de uso que las que se perderían en Mequinenza.
El Gobierno de Aragón sabe que esta decisión no tiene vuelta
atrás y que solo queda negociar compensaciones y apoyar a Mequinenza y a las 35
familias que pueden perder su trabajo, para que la zona no quede claramente
dañada con el cierre o la escasa venta del producto.
Siendo sinceros debemos empezar a tomar muy en serio las
ayudas a empresas en crisis con muy complicada salida en el medio plazo, pues
estamos equivocándonos en ayudas que no sirven para remediar los problemas. El
futuro de las poblaciones, de las Comarcas, no pasa por insistir en lo que ya
se sabe que es inviable, sino en plantear alternativas diferentes. Y esto que
se dice desde Aragón, sirve también para el mismo problema en Asturias o León.
Con el carbón nos estamos equivocando. O lo que es lo mismo, estamos destinando
inversiones y subvenciones que se deberían emplear en otros sectores dentro de
las mismas zonas, pero con más inteligencia productiva a medio plazo.
Al final se jubila anticipadamente a muchos trabajadores
afectados, se intenta activar ayudas a las zonas afectadas, pero las personas
ya sin trabajo y jubiladas con un sueldo bueno, se marchan a la ciudad
abandonando sus pueblos. Esto es respetable pero es también una verdad que
afecta a las soluciones futuras y que hay que contemplar a la hora de plantear
ayudas.