Esta imagen creo que es de 1988, mostrando la entrada a El Tubo de Zaragoza con el inicio inevitable de unas obras casi por derribo que llevaron a unos planes de renovación que todavía 25 años después no han acabado.
El Tubo necesitaba renovación, regeneración y cambios. Pero no ha sido de recibo estar 25 años (de momento) esperando terminar unas obras de un lugar que era muy conocido entre todos los turistas que visitaban Zaragoza. Hemos perdido todos con unas obras complejas, pero no tanto como para estar 25 años en el centro de Zaragoza esperando un final de algo que no es para tanto.