Las ciudades están llenas también de pequeñas obras artísticas, en muchos casos religiosas, que más o menos escondidas son poco conocidas por sus vecinos.
Este San Joaquín que sienta sobre sus rodillas a su hija la Virgen, está en la iglesia de San Cayetano entre otros dos santos y delante de una gran pintura que le resta atención. Me pareció una obra muy curiosa, con una Virgen del tamaño de una niña pero con un rostro de adulta y sobre todo un San Joaquín vestido con gran profusión de ropajes de valor. No es una obra grande ni impresiona en el lugar en el que se encuentra, pero es cuando menos a mi gusto, muy interesante de contemplar.