Fuera de nuestros hogares, si miramos por la ventana y observamos el año dejado, no es sencillo ser optimista. Líderes disfrazados de demócratas, alejados del respeto a los derechos humanos ponen en peligro la paz en el mundo. Personajes, en continua amenaza como Donald Trump. El peligro nuclear del norcoreano Kim Jong-un. Vladimir Putin y su influencia en Oriente medio. El autoritarismo de Nicolás Maduro en Venezuela, extrapolable con distintos matices a Guatemala, Honduras, Nicaragua y Perú, sin olvidar el ultraderechista Le Pen, augurando el "nacimiento de una nueva era" en su apocalíptica sentencia.
Sin alejarnos tanto, Carles Puigdemont, encabezando el secesionismo catalán, sigue afectando la estabilidad política y económica de todo el estado, nación, nación de naciones, patria o país, términos afines pero no sinónimos.
Con todo esto, espero y deseo para mi querido Aragón, que a poco que rebajemos las tensiones políticas, llegando acuerdos que faciliten la gobernabilidad para un mayor progreso y un mejor comportamiento del cambio climático, seguro que mejoraremos el vivido este pasado año, tarea que no puede ser empresa difícil.
“Para el débil, mejorarlo será complicado. Para el temeroso, miedo a superarlo. Para el valiente, un año de oportunidades”
Feliz año para todos.
Daniel Gallardo Marin