Guantes de plástico en gasolineras. Desde que se simplificaron los puestos de trabajo en la mayoría de gasolineras, es el propio cliente el que ha de llenar su depósito de combustible. Para evitar alergias y suciedades se colocaron guantes de plástico para realizar ese servicio.
Pero esos guantes, cuando sopla el aire los esparce por doquier. El entorno del centro comercial Alcampo, de Utebo, es un claro ejemplo. Sucio paisaje que también se extiende por la carretera Logroño.
El viento se los lleva de sus depósitos y papeleras, están sin ningún tipo de fijación para evitar que el viento no las esparza, pero esto añadido a la falta de civismo de los que los tiran sin ningún escrúpulo, convierten aquello en un paisaje de plástico.
Atentado al medio ambiente y espectáculo bochornoso que se llega a ver fácilmente con acercarse.
Guantes usados o no, también llegan a una urbanización y viviendas contiguas. Cierto es que de esa deprimente vista se ha reducido la presencia de bolsas de plástico, logro desde que se les puso precio, modesto pero de pago.
Vivimos en un país donde se suple la mano de obra por autoservicios, abaratando costes a la empresa a cambio de ahorrar mano de obra. Los empleados de las gasolineras dan un servicio excelente y de paso evitan la proliferación de este tipo de basura.
Cierto también que una vez a la semana, una persona adecenta lo más próximo al Centro Comercial, pero esa no es la solución. Junto a ese comercio viven personas, y estas no tienen por qué soportar la suciedad e imagen que provoca el negocio de otros.
Daniel Gallardo Marin