Viendo las encuestas electorales aragonesas de estos días me llama poderosamente la atención la contradicción que supone ser el político más valorado en las mismas pero luego que eso no se traduzca en el número de escaños.
Es el caso del presidente de Chunta Aragonesista, el aragonés José Luis Soro, que por su trabajo a través de la consejería de Vertebración del Territorio es el político mejor valorado por la ciudadanía que ha respondido a las encuestas.
Sin embargo, su buena labor no tiene el mismo reflejo en la intención de voto. Y aunque las encuestas solo son intenciones a un tiempo vista, de momento ahí estamos.
Y es que con esa manera tan peculiar de ser por nuestra propia idiosincrasia, seguimos confiando más en otros partidos alejados de nuestra realidad que en los nuestros. Mientras esos partidos más conocidos —vox populi en medios nacionales de comunicación de rango estatal y alguna franquicia— se llevan una gran parte de los votos aragoneses.
Sinceramente no lo entiendo. Que a estas alturas sigamos confiando nuestro futuro a partidos de índole generalista, de ideología diversa, que han demostrado cómo la importancia de Aragón va en relación directa con el peso de sus votos, o sea poco, es para analizarlo detenidamente.
Los dos partidos mayoritarios, conservadores o centro izquierda tienen su propia parroquia, pero los otros dos llegados sin ninguna vinculación con lo aragonés y que ya han demostrado en varias ocasiones lo que somos para ellos, es de nota.
Para uno, no somos nacionalidad histórica, a pesar de que lo defienden para Galicia. Para el otro, Aragón vale lo que sus reservas hídricas, es decir, Aragón es un gran pantano cuya agua hay que llevarla solidariamente, donde se necesite, aunque sea para regar los campos de golf.
Sinceramente no lo entiendo. Si buscáramos un paralelismo en el deporte, se me ocurre pensar en esa afición no responde, a pesar de jugar en casa y con buen equipo.
Daniel Gallardo Marin