30.9.15

Una embajada de Aragón en San Francisco es posible y tal vez necesario.

En anteriores espacios dejaba por abordar un tema que sí que anuncié: la relación inmaterial de Jacetania con Califonia. Lo apunté también en el relato sobre el puente de Santa Isabel. Lo escribo rápido para no olvidarlo. A partir de ahora, veréis que utilizaré frases cortas y directas. Como mis queridos Dashiell Hamett, Raymond Carver y, lectura reciente, James Ellroy. Maestros californios. Con tanta percusión os perderéis. Cada frase, un golpe de txalaparta. Pero no va a sobrar nada.

Volamos a California. Despegamos a Frisco. En compañía de la Liga de Salud Dramática. Empalmar mayúsculas. No confundir con ZEC ni tanti quanti ¿nuevos jacobinos? Artículo de reivindicación girondina. Y podemos ir a comer en San Francisco Sur. En el Centro Vasco. Casi migas. Por lo menos, seguro que goxua y queso de Uztarroz. Los restaurantes vascos están de moda en EEUU.

Centro vasco de Boise, Idaho. EEUU

Sabéis que nuestra emigración ha sido reflejada desde Sabi en un documental. Borregueros. Os emplazo a verlo a quienes no hayáis podido hacerlo. Doy las gracias a los testigos que quisieron contar. Algunos ya no llegaron. Otros no quisieron. También hay pobres en California, decía mi abuelo Javier. Era Cavafis sin saberlo. Lo importante no es llegar a California. Pero cuando llegas, el aire, la sequedad; es nuestra casa.

Los jacetanos, roncaleses y gentes de Soule emigramos a California, a Reno, a Boise. El Gobierno Vasco tiene embajadas allí, hay Centros Vascos. El Gobierno de Aragón y de Navarra deberían planteárselo. La Navarra de la Ribera. La montaña es el origen de Euskal Herria.

Pertenezco a la asociación vasco-navarra de descendientes de pastores que emigraron a América. Me ha salido una frase de abogado. Disculpas, Ellroy. Sí, mi abuelo provenía de Amaiur-Maya de Baztán. Conocéis el nombre. Allí está casa Iribarren. El dintel no miente. Y en Donibane-Garazi, casa Yribarren. No confundir con Fraga, municipio oscense como yo, ni Yribarne, mi mismo apellido vasco-francés.

Necesitamos una embajada en San Francisco.  Tenemos hijos y nietos de Echo, Ansó, Berdún, así hasta Sabiñánigo. Se sienten aragoneses, montañeses. Vuelven. Tienen el gusto de hacerlo no en verano. Cumplen la ley de ordenación territorial. No vieron construir el Puente de Santa Isabel. Sí que vieron cómo se estiraba la plataforma metálica del Golden Gate. En esa ciudad fundada por el Imperio. Cuyos barrios se llaman Castro y Misión. Donde luchamos por tener nuestro muelle de descarga. Cara a espalda contra los panaderos italianos. Para poder así desembarcar el vino del Moncayo y la Sierra Ibérica. Para poder llevar el vino y el queso de Huesca.

No solo del Empire State deberían vivir los pósters. Suturación de la cicatriz de la Puerta de Oro. No lo necesitan. Ni el de Gironda. Pero lo valoran. El zinfandel es demasiado fuerte. El Malbec, maaaaalo, lo hemos refinado también en Mendoza. Orgullo montañés.

Luis Iribarren. 30/09.