Aragón tiene múltiples problemas de imperiosa necesidad que ha de resolver y que afectan directamente a su ciudadanía. Y hay otros problemas, menos importantes quizás en esa escala de prioridades, como nuestros bienes en el museo leridano que también necesitan una solución.
Pero no por ello lo podemos dejar de lado, porque estamos hablando de algo que afecta a nuestra autoestima en ese continuo desprecio hacia los aragoneses de políticos de la Generalitat y un clero alimentado por ellos. A pesar de esos desaires, por lo leído y escuchado, estos problemas no van con el señor Echenique.
El nuevo gobierno autonómico hace bien en volver a reclamar por enésima vez lo que por Ley pertenece a Aragón, más allá de lo religioso, o valor histórico artístico, que lo tiene, por esa falta de respeto a cualquier sentencia que les obliga a devolverlos. Ahora toca lidiar con el nuevo obispo leridano Salvador Giménez, sustituto del anterior e intransigente Juan Piris, y como decía mi abuelo, con el clero hemos topado.
Mucho me temo que a estos ni la visita del presidente aragonés Lambán al Papa los baja del burro. Tampoco debemos olvidar al gobierno español, que lejos de obligar a cumplir esa sentencia judicial, saca sus miedos cuando se trata de plantar cara a nuestros vecinos y miran a otro lado. Me atrevo a asegurar, que en situación inversa, hubieran vuelto esas obras con museo incluido.
Daniel Gallardo
Nota.: La tabla que acompaña al texto es una obra que se puede contemplar en el Museo de Cataluña, pintada entre 1458 y 1480 por el artista Tomás Giner, en y para la ciudad de Zaragoza, desde donde se llevó a Cataluña. La tituló Resurrección de Cristo. Otra obra de las muchas, que realizadas en nuestras tierras y para nuestros pueblos, se fueron vendiendo o se trasladaron a Cataluña. Este artista aragonés pintó (policromó) entre otras grandes obras todo el retablo de la Seo de Zaragoza.