La llegada del ferrocarril a Zaragoza en la segunda mitad
del siglo XIX nos ha legado un importante patrimonio industrial en la margen
izquierda que vamos a intentar comparar en esta sección con otros bienes
catalogados de este modo en el Estado español, bienes que han tenido un origen
común: la implantación de un importante tejido industrial basado en las
novedades tecnológicas apuntadas por Eiffel, entre otros conocidos exponentes.
El origen de la arquitectura industrial inicial de la
Margen Izquierda zaragozana es bien conocido y está bien estudiado: la
ampliación de instalaciones agrícolas pequeñas como molinos en industrias
harineras y, debido a la pérdida de las colonias, el surgimiento de una red de
industrias azucareras de las que nos queda una importante toponimia en nuestro
distrito, así como en localidades próximas como Alagón donde todavía resisten
sus imponentes instalaciones.
Asimismo, contamos afortunadamente —siquiera sean
posteriores en el tiempo— con ejemplos de naves con destino a industrias
metalúrgicas que han podido ser catalogadas y preservadas, así como
interesantes ejemplos de embalses y centrales hidroeléctricas, industrias
cerveceras o el impresionante matadero municipal, todos ellos de comienzos del
siglo pasado.
Pues bien, a lo largo de la presente sección, se van a
presentar los modelos más interesantes de rehabilitación de espacios
industriales con destino a usos culturales y de interés social para su
comunidad en la Península Ibérica, de forma inicial, y en el resto de países de
nuestro entorno y otras sociedades industrializadas. Todos ellos, los casos de
lugares más lejanos, es nuestro propósito que hayan recibido la calificación de
“patrimonio cultural de la humanidad” por su especial arquitectura, diseño ó
proceso de rehabilitación. Presentaremos qué se está cociendo en estos espacios
para, de modo semejante a Zaragoza Activa y el uso de la Azucarera, reflexionar
sobre el interés que estos usos pudieran tener para nuestra sociedad.
Y el primer capítulo he decidido dedicarlo a la población
industrial con mayor patrimonio no tan conocido: la localidad de Terrassa,
Barcelona. En ella he seleccionado como edificio más emblemático e interesante
la sede de “Vapor Aimerich”, en la actualidad museo. En todo caso, daremos un
paseo por todos ellos y ofreceremos una visión de cómo están perfectamente
integrados en la vida cotidiana de la ciudad, ello sin perjuicio de otras joyas
modernistas de Terrassa como su Teatro Principal, homónimo del templo
zaragozano de la cultura, ó la casa Alegre de Sagrera.
Los edificios industriales más representativos del legado
industrial-modernista de Terrasa son:
1.- El citado
Vapor Aymerich, Amar i Jovet del
interesante arquitecto industrial Lluis Muncunill: su uso es museístico, Museo
de Ciencia y Tecnología de Cataluña, albergando una importante colección en
varias salas de aspectos tales como un espacio dedicado a las motos Montesa ó
de maquina textil, entre otros. Este edificio es archiconocido por sus
ingeniosas, notabilísimas y airosas lucernarias.
Por otra parte, su entorno es un espacio vivo donde se
celebra una ferieta de antigüedades los festivos similar a la que alberga
nuestra Plaza de San Francisco y la del entorno de la Plaza de Toros, que
vivifica la vida del museo.
2.- Escuela de
Ingeniería de Terrassa: ubicado en un
magnífico edificio. La Escuela de Ingeniería de
Terrassa tiene sus orígenes en la Escuela Superior de Industrias de Terrassa,
creada por el R. D. de 17 de agosto de 1901, con las especialidades de Perito
Industrial (mecánico, electricista y químico), Práctico Industrial y Estudios
Elementales para obreros. Posteriormente, por el R. D. de 10 de enero de 1902
se creó la especialidad de Perito Manufacturero (más tarde, Perito Textil). Es
un edificio docente semejante a los primeros colegios públicos de Zaragoza como
el sito en la calle Las Armas pero con un importante aire industrial.
3.- Espacios
urbanos en el entorno del carrer de la Rasa:
plaça Vapor Ventalló, que aprovecha una antigua estructura industrial para
propiciar una plaza-escenario y la Sala Muncunill de exposiciones, con un
magnífico techo-lucernaria. Todos ellos adobados con otras naves industriales
con uso privado en la misma calle, de modo semejante a los edificios-almacén
rehabilitados por la iniciativa privada en la avenida Cataluña.
4.- Edificios
pareados de trabajadores de la industria textil de la calle Sant Antoni y
García Humet. Semejantes a los restos de
edificios con buena ventilación inspirados en las tesis de Owen que todavía
quedan en parte en el entorno de la Azucarera, calle Camino de las Torrecillas.
Por otra parte y para finalizar, el propósito de estos
artículos no deja de ser la generación de ideas para el disfrute y
reivindicación de nuestro patrimonio industrial modernista. Las ideas más
interesantes que se desarrollan en Terrasa en este sentido serían las
siguientes:
a.- Taller de fotografía documental: Rutas de
la Lana. Tiene paralelismo en cuanto a
las ideas generadas por la Fundación Norte y la generación de un espacio-taller
fotográfico en el Arrabal antiguo.
b.- Museo de la Ciencia y Técnica de Cataluña: actividades de divulgación para colegios e institutos del
Vallés. En este sentido, sería oportuno abordar un uso más intensivo y cultural
de los espacios exteriores de Zaragoza Activa-la Azucarera para darlo a conocer
más allá de su exitosa ocupación por usuarios especializados.
c.- Creación de una red de ciudades con patrimonio
industrial modernista, para su
inclusión y creación de un equivalente en nuestro Estado a la guía Patrimoine
Industriel de Michelin. Existe un sinnúmero de personas interesadas en este
patrimonio, debido al fenómeno cultural de la recuperación o imitación de arte
vintage.
d.- Fira Modernista de Terrassa: quizá no tengamos tantos motivos para organizar una
potente feria modernista cuyo eje de atención es poner en valor Terrassa en la
misma Barcelona, pero esta feria provoca una transformación de la ciudad, con
una participación enorme de sus habitantes que se atavían de burgueses y
proletarios de la época en que floreció la misma. La Fira provoca además un
conjunto de concursos, actividades de jazz y un mercado. Una iniciativa de este
tipo podría propiciar la reivindicación de un uso público para la Casa Solans y
la creación de un espacio-museo modernista zaragozano en la casa del guarda de
la Azucarera.
Luis Iribarren Betés, septiembre de 2015.