La calle D.
Jaime es una vía imprescindible en el diseño de la Zaragoza del siglo XXI para
ser peatonalizada y crear un foco de atracción mayor al actual. Su ubicación es perfecta para un trabajo casi histórico.
No es urgente
peatonalizar la calle D. Jaime pero en cambio si es imprescindible hacerlo con
la calidad y la actuación que se merece el núcleo histórico de Zaragoza. No debe ser SOLO peatonalizar una calle; es, puede, debe ser mucho más.
Es una actuación
de “ciudad” y no de Distritos. Aunque sin duda afecta en lo positivo y
negativo, más a unos Distritos de Zaragoza que a otros.
Están
perfectamente delimitados las afecciones negativas y positivas que esta
actuación urbana traerá en el tiempo de obras a los comerciantes actuales de D.
Jaime.
Está
perfectamente delimitado las afecciones negativas y positivas que esta
actuación urbana supondrá para los vecinos de la margen izquierda. Luego,
encontrar soluciones es más sencillo, pues ya sabemos de antemano qué y cómo
afectará a los más directamente implicados.
La
peatonalización de la calle D. Jaime debe suponer una serie de actuaciones
imprescindibles en la zona, para revitalizar aun más algunos puntos de
atracción turística, social, urbana o históricos, que ya he indicado en el
plano adjunto. En bruto salen al menos 26 puntos ya existentes, que arropan la actuación como garantía de éxito.
La importancia
de la zona es fundamental para mover la centralidad “del Centro” y eso debe ser
comprendido para actuar poniendo en valor un Plan Integral nuevo que afecta a toda la zona.
NO sirven
soluciones baratas ni rápidas. Lo cómodo y sencillo es cortar el tráfico a la
calle D. Jaime, pero eso ni es peatonalizar ni es sacar rédito ciudadano o
urbano a una arteria que puede ser fundamental en la nueva Zaragoza.
Al menos cinco
plazas de diverso tamaño deben acompañar al Plan Integral de peatonalización
creando además un nuevo concepto de “ciudad romana” que impregne toda la zona,
desde gastronomía a comercio, desde conceptos museísticos como en mobiliario
urbano o iluminación, desde atractivo turístico como referente cultural. Hay que retener al visitante, sujetarlo dos o tres horas para que se quede todo el día en la zona.
El consenso para
esta actuación es imprescindible, pero arropado sobre los correspondientes
informes técnicos de calidad que sean desarrollados desde un "Equipo de Ideas"
donde deberían tener cabida tanto la Universidad de Zaragoza como el Colegio de
Arquitectos, tanto historiadores como artistas zaragozanos.
Solo tras estos
informes no vinculantes, plurales y diversos, cabe añadir la intervención
política y vecinal para su análisis y decisión pertinente.
No es una obra
del 2014 sino una obra del 2020. Pero sobre la que ahora hay que empezar a trabajar si queremos que esté para esa fecha.