23.8.25

Caesaraugusta, histórica, teórica e idílica


No es posible vivir en Zaragoza sin admitir y admirar que fuimos romanos o que incluso antes de que sus militares jubilados de las guerras recibieran de regalo esta zona para montar una ciudad de calma, ya estuvieron los íberos con unas pequeñas localidades en ambas orillas del Ebro (sobre la zona del Boterón y sobre Juslibol), aprovechando estas zonas ricas para la agricultura, por la unión de tres ríos caudalosos, lo que les permitía también pensar en un Puerto Fluvial.

No sabemos qué señal nos han dejado en nuestras propias identidades aquellos Íberos, los Romanos, los Árabes o los Cristianos viejos venidos de media Europa, junto a Judíos, Franceses y Vascos. Somos mezcla, y eso es, entre otras cosas, algo maravilloso pues nos permite tener una personalidad más marcada, más abierta y a la vez algo temerosa para gestionar la auto defensa de lo nuestro.

En la siguiente página hay un dibujo de una Zaragoza o Caesaraugusta teórica, idílica y rectangular aunque nunca fue tan realizada con reglas, escuadras y cartabones. Pero nos puede servir como ciudad idealizada de lo que en realidad querían que fuera nuestra ciudad, su nueva colonia. 

Dicen que en los últimos días del año 14 a.C. posiblemente el 23 de diciembre, se decidió asentar en las tierras en las que estaba la ciudad íbera de Salduie, una colonia con el nombre de Caesaraugusta, en donde los nuevo colonos fueran habitantes de pleno derecho. 

Esa nueva Colonia Caesar Augusta se la encomendó Cesar Augusto a a su general y allegado íntimo Marco Vipsanio Agripa, quien organizó la fundación de la ciudad, y en donde mandaron a vivir a soldados veteranos de las legiones IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina, licenciados tras la dura campaña contra astures y cántabros de una década antes.

Ni era casual el lugar ni la intención, pues se buscaba el doble deseo de garantizar la defensa del territorio Noreste e Interior de aquella España de la provincia tarraconense, a la vez que fijar en él la presencia de Roma. Zaragoza contaba con el estatus de colonia inmune, que le otorgaba determinados privilegios como el derecho a acuñar moneda o la exención del pago de impuestos.

La nueva colonia o ciudad ocupó una superficie de 44 hectáreas, delimitando una superficie de más de 900 x 500 m. en torno a dos ejes axiales de comunicación: el Decumano Máximo, actuales calles Mayor y Espoz y Mina y Manifestación, Este a Oeste, y el Cardo, que coincidía aproximadamente en su trazado con la calle de Don Jaime I Norte a Sur, aunque la finalización del Decumano en el límite sur sobre el actual Coso Alto, podría encontrarse en cualquier punto desde el Teatro Principal hasta la Puerta Cinegia (posiblemente más cerca de la zona del teatro) pues el trazado actual de la citada calle Don Jaime I en su mitad sur, data de una reforma del siglo XVIII. Las líneas rectas mandaban y marcaban desarrollos.

Una bella ciudad sobre la que hemos ido creciendo todos nosotros. Volveremos más veces sobre la Zaragoza romana, sin duda, y a explicar entre otros temas en dónde podría estar el nunca encontrado todavía Anfiteatro de Caesaraugusta, que haberlo tenía que haber, y que en este dibujo teórico se ha posicionado en las “afueras” del núcleo urbano amurallado, aunque hay varias teorías no documentadas en la actualidad.