El Colegio Mayor Miraflores de Zaragoza, propietario por herencia de la Casa Moneva se ha propuesto arreglar y reabrir el caserón del escritor aragonés, que presume de un hermoso jardín y un salón inglés en el corazón de Zaragoza.
Un palacete renacentista, que en realidad se trata de una fachada diseñada en 1925 por Juan Moneva y su hijo, Jaime, y con el apoyo incondicional de su buen amigo de la familia, el arquitecto Regino Borobio Ojeda.
Parece un palacio familiar del siglo XVI, pero en realidad es una casa familiar del año 1925, un edificio creado por la familia Moneva y con el apoyo de Regino Borobio en el entonces ya centro de Zaragoza, en la calle Sanclemente, cuando se estaba urbanizando lo que fue la huerta de Santa Engracia.
Mientras vivieron juntos fue el hogar del catedrático Juan Moneva y Puyol y su mujer Concha de Oro y Castro, y de sus hijos Jaime, Pilar y Lola. Jaime trabajó en la arquitectura del edificio.
Parece un palacio familiar del siglo XVI, pero en realidad es una casa familiar del año 1925, un edificio creado por la familia Moneva y con el apoyo de Regino Borobio en el entonces ya centro de Zaragoza, en la calle Sanclemente, cuando se estaba urbanizando lo que fue la huerta de Santa Engracia.
Mientras vivieron juntos fue el hogar del catedrático Juan Moneva y Puyol y su mujer Concha de Oro y Castro, y de sus hijos Jaime, Pilar y Lola. Jaime trabajó en la arquitectura del edificio.
El zamorano (de origen) Juan Moneva fue escritor, químico, jurista, aragonesista y profesor de Derecho Canónico en la Universidad de Zaragoza y decano de la Facultad de Derecho de nuestra ciudad, siendo autor de una amplia y diversa obra de carácter jurídico, histórico y filológico y conocedor y defensor del Derecho Foral, impulsando además el estudio del aragonés pues siempre tuvo firmes convicciones aragonesistas desde una cultura marcadamente conservadora.
Como experto en Derecho Canónico litigó con el arzobispo cardenal Soldevila, por haber aprobado este la venta de la colección de tapices de La Seo que actualmente tenemos en el Museo de la Catedral, un negocio felizmente no llevado a término gracias a la denuncia de Juan Moneva.
Aquella casa palacete se hizo sobre los terrenos agrícolas de la familia Moneva que en parte fueron expropiados para la urbanización de toda la zona. Y en este mismo lugar había anteriormente una antigua casa de una familia Josef de Lahera (José de la Hera), llamado el Carpintero, un héroe de los Sitios y bisabuelo de Moneva.
Se hizo el edificio con la fachada de ladrillo, en estilo aragonés, con cuatro planta y un sótano o bodega, más un jardín interior que es el que vemos en la imagen, que ahora es más pequeño que cuando se construyó la casa.
Juan Moneva fue un jurista, político e intelectual muy conocido en la Zaragoza de la primera mitad del siglo XX, conservador que defendía los valores del pasado y reivindicaba una vuelta a la arquitectura tradicional zaragozana. De ahí que su casa pueda considerarse su propia manera de entender la arquitectura y la sociedad de su época.
Como experto en Derecho Canónico litigó con el arzobispo cardenal Soldevila, por haber aprobado este la venta de la colección de tapices de La Seo que actualmente tenemos en el Museo de la Catedral, un negocio felizmente no llevado a término gracias a la denuncia de Juan Moneva.
Aquella casa palacete se hizo sobre los terrenos agrícolas de la familia Moneva que en parte fueron expropiados para la urbanización de toda la zona. Y en este mismo lugar había anteriormente una antigua casa de una familia Josef de Lahera (José de la Hera), llamado el Carpintero, un héroe de los Sitios y bisabuelo de Moneva.
Se hizo el edificio con la fachada de ladrillo, en estilo aragonés, con cuatro planta y un sótano o bodega, más un jardín interior que es el que vemos en la imagen, que ahora es más pequeño que cuando se construyó la casa.
Juan Moneva fue un jurista, político e intelectual muy conocido en la Zaragoza de la primera mitad del siglo XX, conservador que defendía los valores del pasado y reivindicaba una vuelta a la arquitectura tradicional zaragozana. De ahí que su casa pueda considerarse su propia manera de entender la arquitectura y la sociedad de su época.