Este escudo refleja el emblema de la ciudad de Zaragoza, como explico aquí, y como tal es un icono de nuestra ciudad. Mostrar los iconos y las Pieles de la Zaragoza actual es muy sencillo y desearía adentrarme algo más en este proyecto, para ponerlo ligeramente más interesante. No existen Pieles Actuales sin tener referencias a las Pieles Anteriores, que han permitido lo que ya tenemos, vemos y tocamos. Venimos para irnos. Pero los ambientes, los poblados y las cuevas, estaban y se quedan.
Vamos construyendo el edificio que vemos a base de pequeños ladrillos de muy diversas formas y materiales. Un mucho de Tiempo, algo de Cultura, muchas Personas que van conformando sociedades, Edificios y Naturalezas, Historia e Historias, Guerras y Descubrimientos, Ríos y Cierzos, Símbolos y Signos que nos ayudan a creernos lo que somos. Todo asentado por capas, no siempre bien mezclado pero al menos reconocido, vamos creando todas esas Capas a las que podríamos llamar Pieles Zaragozanas.
Algunas todavía podemos verlas, otras hay que ir a buscarlas para poderlas mostrar, algunas se esconden y otras hay que imaginárselas. Sabiendo siempre que toda esta pequeñísima colección de pieles son solo una muestra de todas las posibles, y que además irán dejando acumular sobre todas ellas, las que sin duda irán llegando a taparlas, a enterrarlas o esconderlas.
Podemos conformarnos con ver solo lo que ahora podemos mirar y ver. Puede ser suficiente. pero nuestros antepasados también intentaban mirar y sin duda veían otras Zaragozas, algunas de ellas todavía perfectamente reconocibles. Pero no es esto un Libro de Historia ni tampoco un Libro de Historias. Es un Libro de Pieles, de golpes de efecto, de sensaciones o de golpes de luz.
Y lo curioso es que van a venir sin orden clara, como intentando asombrar al que va leyendo, para no aburrirle con un solo tema que transcurre con un orden esperado, esperable. Todo tiene que ser en estos tiempos algo diferente, e incluso si es posible, algo entretenido.
El tiempo que dedicamos a cada mirada es muy escaso, segundos a lo sumo, por lo que hay que optimizar los flash de elementos, para que el lector, es decir tú, no caigas en lo establecido, en lo que esperas recibir.
Empiezo las Pieles Zaragozanas con el Escudo de Zaragoza que es muy reconocido y se sigue utilizando como tal, pero este ejemplo que dejo a la izquierda es del año 1536, sacado del libro Armonial de Aragón. Uno de los primeros lugares en donde aparece dibujado nuestro escudo asignado a la ciudad de Zaragoza.
Dice la Historia que tras la muerte sin descendencia del Rey Alfonso I el Batallador, tanto su hermano Ramiro como su pariente el rey leonés, Alfonso, pretenden el trono de estos territorios. Ramiro II el Monje que era Obispo de Roda Barbastro se refugia en las montañas, Alfonso VII llega a la ciudad de Zaragoza y la ocupa el 26 de noviembre de 1134, toma posesión de nuestra ciudad como Rey y Señor, hasta 23 de agosto de 1136. Alfonso VII llega a Zaragoza con la ayuda de los condes de Urgel, Tolosa, Pallars, Comenge, el señor de Montpellier y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, y entre todos toman asiento en Zaragoza para evitar que la volvieran a reconquistar los musulmanes.
La figura de un león rampante era y es la marca de los Reyes de León y su uso en el emblema de Zaragoza se justifica por la pertenencia del reino zaragozano al monarca de León de forma temporal en ese año y medio, pero se queda como señal real hasta la fecha. El 10 de junio del año 1136, el Papa Inocencio II vuelve a exigir que Zaragoza pase a ser feudo de las órdenes militares como había dejado estipulado Alfonso el Batallador. Pero esta vez se lo reclama a Alfonso VII, el Rey de León, pues es quien la está ocupando en ese momento. Y este Rey quería mantener unas muy buenas relaciones con Roma lo que le obliga a negociar su marcha de nuestra ciudad y entregársela a quien era el Rey Legítimo.
Dicen que Ramiro II el Monje —El Flojo para mi— llegó a un acuerdo con el rey Alfonso VII de León y Castilla para recuperar Zaragoza a cambio de concertar una boda entre sus respectivos hijos, Petronila y Sancho, y de unos beneficios económicos (aunque este matrimonio nunca se llevó a cabo). Y la entrega a Castilla de los territorios de Soria, Medinaceli y Molina de Aragón, además de admitir que el Rey castellano había conquistado la ciudad obligando al uso de un león rampante en el escudo de nuestra ciudad. Si no se hubiera escondido en los hábitos cuando le tocaba ser Rey, ni tendrían León como Icono, y posiblemente Soria sería aragonesa.
Hoy este León rampante de oro sobre un campo de gules sigue siendo el emblema de los mejores equipos deportivos de Zaragoza, de muchas empresas zaragozanas, y se encuentra desde hace muchos años en la entrada y salida del Puente de Piedra como ejemplo de su importancia emblemática, icónica de unos leones realmente heráldicos.
El tiempo que dedicamos a cada mirada es muy escaso, segundos a lo sumo, por lo que hay que optimizar los flash de elementos, para que el lector, es decir tú, no caigas en lo establecido, en lo que esperas recibir.
Empiezo las Pieles Zaragozanas con el Escudo de Zaragoza que es muy reconocido y se sigue utilizando como tal, pero este ejemplo que dejo a la izquierda es del año 1536, sacado del libro Armonial de Aragón. Uno de los primeros lugares en donde aparece dibujado nuestro escudo asignado a la ciudad de Zaragoza.
Dice la Historia que tras la muerte sin descendencia del Rey Alfonso I el Batallador, tanto su hermano Ramiro como su pariente el rey leonés, Alfonso, pretenden el trono de estos territorios. Ramiro II el Monje que era Obispo de Roda Barbastro se refugia en las montañas, Alfonso VII llega a la ciudad de Zaragoza y la ocupa el 26 de noviembre de 1134, toma posesión de nuestra ciudad como Rey y Señor, hasta 23 de agosto de 1136. Alfonso VII llega a Zaragoza con la ayuda de los condes de Urgel, Tolosa, Pallars, Comenge, el señor de Montpellier y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, y entre todos toman asiento en Zaragoza para evitar que la volvieran a reconquistar los musulmanes.
La figura de un león rampante era y es la marca de los Reyes de León y su uso en el emblema de Zaragoza se justifica por la pertenencia del reino zaragozano al monarca de León de forma temporal en ese año y medio, pero se queda como señal real hasta la fecha. El 10 de junio del año 1136, el Papa Inocencio II vuelve a exigir que Zaragoza pase a ser feudo de las órdenes militares como había dejado estipulado Alfonso el Batallador. Pero esta vez se lo reclama a Alfonso VII, el Rey de León, pues es quien la está ocupando en ese momento. Y este Rey quería mantener unas muy buenas relaciones con Roma lo que le obliga a negociar su marcha de nuestra ciudad y entregársela a quien era el Rey Legítimo.
Dicen que Ramiro II el Monje —El Flojo para mi— llegó a un acuerdo con el rey Alfonso VII de León y Castilla para recuperar Zaragoza a cambio de concertar una boda entre sus respectivos hijos, Petronila y Sancho, y de unos beneficios económicos (aunque este matrimonio nunca se llevó a cabo). Y la entrega a Castilla de los territorios de Soria, Medinaceli y Molina de Aragón, además de admitir que el Rey castellano había conquistado la ciudad obligando al uso de un león rampante en el escudo de nuestra ciudad. Si no se hubiera escondido en los hábitos cuando le tocaba ser Rey, ni tendrían León como Icono, y posiblemente Soria sería aragonesa.
Hoy este León rampante de oro sobre un campo de gules sigue siendo el emblema de los mejores equipos deportivos de Zaragoza, de muchas empresas zaragozanas, y se encuentra desde hace muchos años en la entrada y salida del Puente de Piedra como ejemplo de su importancia emblemática, icónica de unos leones realmente heráldicos.