18.6.16

Una tienda de ultramarinos de la Plaza San Miguel

De los años 60 del anterior siglo, me llega esta imagen de la Plaza San Miguel con un remolque de los que empleaba Tranvías de Zaragoza para reparar vías o vehículos. Pero me ha llamado mucho más la atención las tiendas que había en la plaza en aquellos años. Recuerdo perfectamente la que se ve a la derecha, que pone Vinos y Licores, como una tienda perfectamente montada para hacer películas de época. Era maravillosa y sigue siendo maravillosa en mi recuerdo. La llevaban un matrimonio que convivía con gatos que se paseaban por la tienda y también por encima de los sacos de lentejas o judías secas, como lo que realmente era: “su casa”.

Yo era un niño, claro, y me parecía encantador un lugar algo oscuro pero lleno de pequeñas cosas, de cajas y cajoncitos, donde se amontanaban centeneras de diferentes productos. Cada estante, cada cajón que se abría era un descubrimiento. Yo pensaba: —¿Qué esconderá cada aparador, cada cajón en esta enorme tienda?

Me parecía enorme y era simplemente grande, pero eran tiempos en los que no había centros comerciales en Zaragoza. Cuando cerraron los sueños me llevaban a explorar la tienda por la noche y a asustarme con lo que allí encontraba. En realidad vendían de todo. Ultramarinos, sifones y vino a granel, bacalao o garbanzos. Daba la vuelta por la calle La Reconquista, donde tenía más escaparate y espacio interior.