7.9.15

Se acabaron los 100 días de amabilidad

El Gobierno municipal acaba de cumplir sus primeros 100 días al frente del Ayuntamiento de Zaragoza y la oposición sigue sin aprender de los errores del pasado. De la mano de los "nuevos partidos", está dejando su labor a un nivel realmente decepcionante. A lo largo de este tiempo, su grado de actividad se ha desplomado de forma estrepitosa tanto en la manera de comunicar como en su discurso (casi inexistente) y el tiempo se está dejando pasar sin hacer gran cosa ni aportar explicación alguna.

El resultado de las urnas de mayo solicitó un cambio drástico con el pasado. Pero el verano casi ha pasado, rozamos el otoño y seguimos con lo mismo: la oposición adolece de unidad y el diálogo entre los partidos es escaso e insuficiente para poner en marcha proyectos para ciudad y por los ciudadanos.

Centrando la diana en la derecha, parece que lo más importante según su limitado criterio es el cambio de nombre de un pabellón deportivo que nunca fue inaugurado por quien le dio título, machacando de manera continua y aduciendo sin ningún éxito que removerán cielo y tierra para que no se produzca la modificación solicitada desde el mundo del basket.

En las últimas elecciones, la derecha perdió cinco sillas y todavía no ha digerido que demonizar a la anterior legislatura, al tranvía y a los barcos del Ebro acabó pasándole un elevado coste: perdieron un tercio de sus concejales.

Ahora tienen un nuevo juguete.

Sería interesante que, observando su grado de implicación en un tema tan banal, a partir de ahora gastara esos mismos esfuerzos en proyectos olvidados en los cajones. Proyectos que duermen el sueño de los justos y que en algún momento exigen una ejecución más pronta que tardía: la prolongación de Tenor Fleta, la renovación de la Avenida Navarra, la cesión de la Avenida Cataluña, la mejora de los accesos a Parque Venecia, la unión de esfuerzos para renovar el plan de movilidad sostenible, el impulso a las ordenanzas fiscales de 2016 o la joya de la corona, trabajar por unos presupuestos por y para todos los ciudadanos. Eso en vez de llenar páginas de prensa y horas de radio en temas tan intrascendentes públicamente como el nombre de un pabellón deportivo, que, si no sucede nada extraño, a finales de septiembre debería llamarse por fin Pabellón José Luis Abós.

Jesús Ángel Jiménez Casorrán