Ya han pasado 100 días desde que Zaragoza tuvo un nuevo alcalde y equipo de gobierno, y ni ellos mismos se lo creen de lo poco que han podido hacer en este tiempo. Salieron con la alegría desbordada y empleando los símbolos como un nuevo ejercicio de libertad desmedida y se encontraron a las pocas horas con la cruda realidad que todos menos ellos parecíamos saber. Si tanto dudaban ¿para qué se presentaron algunos de ellos a ser concejales? ¿también dudaban los que llevaban años dentro del Ayuntamiento de Zaragoza? Yo como un simple Vocal de Distrito y siempre de la oposición no tenía ninguna duda de la cruda situación, millón arriba o abajo.
Zaragoza es una ciudad grande, importante, seria y con problemas. Somos muchos los zaragozanos y mucha la historia de esta ciudad. Grandes las instituciones que viven dentro de nuestro urbanismo, de nuestra sociedad. Así que no es cuestión de tomarse la ciudad de Zaragoza como algo banal, frío, de circunstancia, como si esto fuera la gestión de una comunidad de vecinos muy amplia. Las ciudades importantes no necesitan solo gestión, para eso ya tuvimos a Luis Fernanda. Las ciudades grandes necesitan liderazgo, ideas, proyectos, presencia, respeto, movilidad externa y tranquilidad interna. Capacidad de gobernar una gran empresa llamada Zaragoza.
Una ciudad como Zaragoza necesita calidad y no podredumbre. Si vamos sisando gastos necesarios, haciendo como que son de los que sobran, sentaremos las bases de que cada vez seremos de peor calidad y mucho más fácil rompernos. ¿Cuantas puertas de buenos profesionales municipales se han cerrado por esas bajadas de sueldo y ajustes de gastos tontos, que son el chocolate del loro? ¿cuantas horas intentando convencerlos?
Quedan muy bien las formas, de cara a una galería que de momento se conforma con eso, con parecer. Pero en cuanto vengan los concejales azules a sacar los colores, veremos de qué manera logramos salvar la tontadicas. Hay que subir los impuestos aunque ahora estemos en la fase de intentar explicar que no. Pero intentar mezclar esa subida con la herencia recibida o con los gastos desmedidos es una equivocación. Servirá para unas semanas, pero poco más. Todo debe explicarse más y mejor, pero sobre todo no se debe jugar con las palabras.
La información dentro del Ayuntamiento no es mala. Es peor. Y lo saben todos. No es que antes fuera buena, pero al menos siendo regular, parecía casi suficiente. Ahora es un caos. Algo inexplicable para una ciudad del tamaño y la calidad de Zaragoza.
Que llevemos 100 días del nuevo gobierno y todavía no funcionen los Distritos, sus Juntas, siendo que ya se venía de otros 45 días anteriores sin gestión por el respeto a la propia campaña electoral, es de premio a seguir creyendo que apostamos por la participación ciudadana, por la transparencia, por lo que digan los vecinos. Si en este medio año sin Distritos, todo ha funcionado bien la pregunta es muy simple ¿entonces para qué los queremos? Así que será mejor que no nos hagamos la pregunta, no vayamos a respondernos.
Zaragoza tenía hace seis meses mucho trabajo pendiente. Ahora mucho más. Pero si comparamos el trabajo realizado en estos 100 días por el desplegado por el Gobierno de Aragón, vemos que las comparaciones son más que odiosas, penosas. Y Aragón es mucho más que Zaragoza. Sobre todo en extensión y problemas.
El gobierno de la ciudad debería haber sentado al menos las bases de unos acuerdos válidos de gestión conjunta con más grupos políticos. Pero en cambio ha sido todo lo contrario. En la idea de que todos del resto eran además de casta unos podridos, han preferido cerrar puertas, cortar cuerdas, hacer corrillos, sabiendo además que entre ellos mismos no son una sino un ciento. Mal para la ciudad.
Pero voy a ser sincero con mi forma de pensar. La culpa no es de ZeC, no es de los concejales, la culpa siempre es “del Jefe”. Los aprendices ya hace años que dejaron de ser responsables del mal funcionamiento de las empresas. Así que si alguien debe cambiar, si alguien debe tomarse más en serio esta gran ciudad debe ser el Alcalde. Soñar con Zaragoza y diseñar de nuevo los caminos para lograr que funcione mejor, ya que será complicado que funcione bien.