16.7.17

Mi año en Canadá llegó a su fin

Tras dos semanas en Aragón escribo esta entrada en forma tanto de recordatorio del año más importante de mi vida, como en forma de agradecimiento a todas las personas que han hecho posible esta experiencia.

Este año he conocido a gente maravillosa con la que sigo en contacto y espero volver a ver pronto. He vivido experiencias únicas que tenía pendientes por hacer en un futuro pero nunca me había atrevido o había encontrado oportunidad a hacer, entre ellas tubing, snowboard o rugby, actividades que voy a seguir practicando; y deportes que ya formaban parte de mi vida hace tiempo como puede ser el fútbol.


En cuanto al instituto, lugar donde más amigos conocí, no dejaba de sorprenderme desde que entre por aquellas puertas hasta que me tuve que despedir; Centennial HS es un instituto que acoge al doble de estudiantes que el I.E.S La Azucarera, mi instituto en Zaragoza, además de ser nuevos los dos, se puede apreciar la diferencia de estructuras teniendo el canadiense un gimnasio, un laboratorio y unas aulas en general bastante más grandes. No solo fueron esos detalles los que me sorprendieron, si no que el hecho de no haber un patio para el recreo y en su lugar haber diversos campos de rugby, fútbol americano, y field hockey me llamaron la atención desde el primer momento que fui allí. Las asignaturas no dejaron que desear ofreciendo las conocidas como académicas y siendo obligatorias, estando matemáticas, inglés e historia entre ellas, y las optativas, siendo educación física, cocina y liderazgo, los ejemplos que yo escogí.

En cuanto a actividades extraescolares yo decidí apostar por deportes, jugué a fútbol en septiembre lo cual me ayudó a hablar con más gente, y a pesar de que no ganamos, la gente que conocí es maravillosa, pero si algo recomiendo a próximos estudiantes del Centennial es que se apunten al equipo de rugby del instituto, donde no era la única que desconocía hasta las normas más básicas del deporte ni la única nueva integrante, apuntarme al equipo fue una de las mejores experiencias y decisiones de mi año en Canadá, éramos un equipo de 40 chicas que parecía una familia, todas nos apoyábamos y ayudábamos como si nos conociésemos de siempre. Pero si algo fue emocionante fue jugar contra una de las becadas que también decidió hacer rugby, Izaskun Manero; protagonizando uno de los partidos más intensos de toda la liga consiguiendo la victoria mi instituto por tan sólo un punto. Otro momento impresionante que viví con mi equipo fue llegar a semifinal tras ganar a uno de los mejores equipos de la liga en cuartos de final remontando un 12-7, gracias a un ensayo mío.
Dejando deportes e instituto a parte me gustaría hablar de la familia, reconozco que fui muy afortunada cuando me tocó vivir con ellos, tanto el padre como la madre siempre estaban dispuesto a apoyarme con cualquier duda o problema que podía tener, siempre buscaban eventos por la ciudad a los que yo podría asistir con mis amigos o me ayudaron, sobre todo al principio, a adaptarme e informarme del instituto, así como a conseguir cualquier material escolar que pudiese necesitar. Sus dos hijos, Bricen y Tathan siempre querían jugar conmigo y al llegar a casa siempre venían a recibirme para contarme qué tal les había ido el día y con quién habían jugado hoy, compartíamos mucho tiempo ya que, además de llevarnos bien, teníamos la suerte de que compartimos muchos gustos.

Por suerte, me tocó vivir en Calgary, a mi parecer una de las mejores ciudades de Canadá, siendo el centro muy moderno y siempre con gente, mientras que los vecindarios son más calmados y tranquilos. Me tocó vivir en una casa de película, en las que siempre pensaba que me gustaría vivir, con acceso directo a un lago, trampolín y tres pisos en un vecindario donde la gente siempre saluda aunque no supieses quienes eran. Calgary es la ciudad más poblada de Alberta, aunque no la capital, con el edificio más alto de Canadá fuera de la capital, Toronto; además cuenta con la Torre de Calgary réplica de la famosa Torre de Toronto. Esta ciudad cuenta con maravillosos paisajes estando situada a 2h en coche de las montañas rocosas, Banff, Canmore y el Lago Louise, de mis lugares favoritos de Canadá.

Para finalizar me gustaría agradecer a la Fundación Amancio Ortega por hacer posible esta experiencia, a RedLeaf por organizar todo este año y mostrar ayuda siempre que era requerida, a todas las personas que me han ayudado desde cualquier lado del océano siempre que lo he necesitado, y a todos los becados de Calgary por acompañarme en esta maravillosa aventura.


Muchas gracias. - Silvia Marqueta Salinas