5.10.16

Podemos. Soberbia y postureo

Hay dos cosas que caracterizan a Podemos: soberbia y postureo. En las elecciones de diciembre de 2015 pudieron haber asumido un pacto de gobierno con PSOE y Ciudadanos para "desbancar" al gobierno del PP.  Pudieron haberlo hecho... de haberlo querido. Pero no querían, a pesar de que Iglesias nos dejó para el recuerdo gloriosas frases como "la corrupción está en los genes de su partido, señor Rajoy” o, "el PP ha naturalizado la corrupción como forma de gobierno en el que mandan quienes no se han presentado a las elecciones”.  

Si realmente el PP era el enemigo a batir, hay que unirse a quien te va a permitir lograrlo. Con pactos y dejando todo bien atado, pero posiblemente Iglesias imaginaba su  entrada en  Moncloa como Jesús entró en Jerusalen, y eso de compartir alabanzas no va con él.

Ahora también tiene la oportunidad de echarles pero no lo hace. Suman 198 escaños frente a los 199 que hubieran tenido en 2015. Pero no lo hacen, posiblemente, porque lo que realmente le interese al señor Iglesias es ver el proceso de autodestrucción que se vive en el PSOE mientras él sigue tatareando "y bailaré sobre tu tumba ", al más puro estilo  de Siniestro Total.  

Aquí en Aragón amenaza de nuevo Echenique  y convoca por primera vez a las izquierdas  para, supuestamente, analizar las consecuencias que puede tener para Aragón el cambio de liderazgo en el PSOE y la posibilidad de que este partido permita, con su abstención, seguir gobernando al PP. 

Vuelvo a lo de antes. Si realmente les preocupara, ya hubieran unido sus fuerzas para echarlo, en lugar de marear la perdiz y llenarse la boca con frases falsas, es decir,  vuelven a lucir postureo sectario y casposo. El mismo que han demostrado al lograr que  las fuerzas de izquierdas cedieron ante su soberbia  de pedir la presidencia de  las cortes aragonesas para Violeta Barba, militante de IU huyendo hacia Podemos cuando vio que no había más cera que tocar.  

En este estado de confusión permanente, sólo el presidente de CHA José Luis Soro ha salido al paso de esta pantomima negándose a participar en la máxima especialidad del partido morado: convertir el círculo en un bucle continuo e infinito que no lleva a ninguna parte. Hasta que la ciudadanía les ponga en las urnas de verdad morados de la vergüenza, al no  haber cambiado las cosas cuando era (y es) posible hacerlo.

Daniel Gallardo Marin