ELEMENTOS
REPRESENTATIVOS DE LA HISTORIA O COSTUMBRES LOCALES EN LAS PEATONALIZACIONES Y
ROTONDAS.
En el contexto de Europa es conocida
Zaragoza por su no forma definida ni color… Como decía Mecano. Hay calles bien
singulares como Conde de Aranda, perfectamente ejecutadas y con palmeras
recordando no tanto a su población actual residente sino el acceso a la
Aljafería, corte musulmana.
En dicha calle hay un intento de
fijación de estilo de acera pretensada roja –el color de Zaragoza- con ribetes
blancos. Algo así como la equipación del CAI, que luego fue puesta en el Paseo
de las Damas y otras calles arregladas en el Plan E zapateril.
Imagen histórica de la calle Obispo,
actualmente peatonalizada con uso de
ajedrezado jaqués.
Pero son pocas calles, y las plazas del
casco viejo son duras y contienen en una ciudad seca y sin piedra cercana
–ahora es fácil, pero se trata de hacer un guiño histórico-, actuaciones de
mármol o de granito a lo Santiago de Compostela. Ninguna calle ni plaza de
ladrillo, elemento constructivo base de Zaragoza.
Nada que ver con Lisboa, Oporto o el más
pequeño pueblo portugués y su uso de piedra de río blanca y negra con dibujos
incluso en los barrios de nueva creación. Ahhh, Portugal, qué nuevos ricos
parecemos en comparación.
Lo mismo nos pasa si vamos a las
capitales comarcales, incluso pequeños municipios. Empedrados, sí, pero sin
referencia alguna a que se trate de la piedra próxima con la que se edifican
las casas. Ejemplos hay por doquier salvándose escasamente Albarracín: Fonz,
Calatayud, Tarazona… cascos urbanos notables, que todo lo más –como hizo el
Ayuntamiento de Zaragoza- ponen la estrella de David o la media luna en algunas
calles.
Es de subrayar la ausencia total de la
cerámica de Muel en la rotulación de callejeros y numeración de un gran número
de municipios zaragozanos.
Plaza principal-plaza de toros de Chodes, Valle del Jalón, Zaragoza. Una
simple fuente y ladrillo no quitan personalidad a los edificios ni a la
carretera que todavía discurre entre ellos. Es una de las cumbres de la
arquitectura popular aragonesa con inequívoco aire de buen gusto morisco.
Desde aquí, a modo y semejanza del
Ayuntamiento de Jaca –que ha introducido un guiño en forma de ajedrezado jaqués
de cemento en la calle Obispo- o de Pamplona –que ha implantado el canon de
rehabilitación de Estafeta, con galería de servicios que impide abrirla y
mejora las reparaciones, a todo el Casco Histórico, abogamos por la
introducción de la historia de cada municipio en las calles y aceras que se
rehabiliten.
Rotonda de Castellbisbal, Barcelona: oliveras, vides y… no sé ve… un carro…
(homenaje que le hacemos a nuestro amigo desparecido Joan, regidor d’Urbanisme
con raíz)
A través del uso de los materiales y
piedras de los que están edificados sus elementos representativos, dispuestos
de otro modo, claro está, y una
rotulación de calles e introducción de guiños sobre su historia que provoquen
que sus visitantes quieran conocerla.
Ponemos un ejemplo de rotonda catalana
porque es casi imposible encontrar un buen ejemplo en Aragón. En Cariñena no
hay cepas, en Villanueva hay olivos cuando han desaparecido y en Ricla seguro
que no habrá cerezos… Eso sí, esculturas caras a casco porro. En Maella
anuncian rotonda con copia de “El Profeta”, pues allí nació Gargallo… Al menos…
Solo hay una que se salva en mi opinión y que provoca que todo el mundo fije la
atención en el nombre de la localidad y su porqué…
06/10 Luis Iribarren