Sin duda la despoblación es el mayor problema de Aragón ahora y durante todo el siglo XX. Problema callado, que parece no serlo a los ojos de muchos aragoneses, y que en cambio es el que nos domina como territorio de cara al futuro.
Mientras seamos 1,3 millones de aragoneses, no es posible SER nada, ni exigir ese respeto mínimo del que ya gozan otros territorios. Somos el SILENCIO, tierra de paso.
Si ocupáramos el tamaño geográfico de Cantabria o de Álava sería posible con esta población ser un territorio que fuera capaz de configurarse como sociedad completa. Con el enorme espacio que tiene Aragón y solo 1,3 millones de habitantes, es imposible. La geografia y su tamaño importa y mucho en las sociedades.
En el año 1857, Aragón era el 5,69% de la población de España.
En el año 1900, Aragón era el 4,9%.
En 1960 habíamos bajado al 3,61%.
Hoy somos el 2,85%.
Necesitamos ser 2,3 millones de aragoneses para tener el porcentaje que teníamos hace un siglo. Un millón más de aragoneses. Pero lo curioso es que el 50% de los aragoneses no quieren ser más. Y no se les puede pedir lo que no quieren ser.
Es muy posible que si no hacemos nada urgente y muy importante (es decir, imposible) en 30 años Aragón estará casi vacío y Zaragoza tendrá un millón de aragoneses. ¿Cuántos quedarán fuera de Zaragoza?
Yo creo que hay que aspirar a tener en Aragón al menos 20 ciudades de más de 10.000 habitantes y promocionar este proyecto explicándolo o influyendo en el mismo, a través de discriminación positiva.
Esta meta a medio plazo es incluso poca cosa, pero es el principio de una acción más definida. Aunque hay que admitir que los propios aragoneses que sufren la despoblación no quieren que lleguen a sus pueblos nuevos pobladores.
Estamos hablando en muchos casos de duplicar la actual población, algo impensable para poderlo gestionar.
Julio Puente Mateo