19.6.15

Los independentistas pierden fuelle. ¿Y en Aragón?

Dicen hoy que en los últimos meses ha bajado un 5% el número de vascos que desean la independencia de España, dejándolo en un 25% según el Sociómetro del Gobierno Vasco. CIU se ha convertido en dos paquetes todavía por definir: Convergencia por un lado y Unión por el otro, pues Unión no quiere la independencia de Cataluña. Dos ejemplos claros de que el nacionalismo se está muriendo para dejar paso al neonacionalismo. Es decir, el nacionalismo 3,0 como poco.

En Aragón como muy bien dice hoy Juan Bolea, tras el castigo idiota y equivocado que han sufrido CHA y el PAR precisamente por estos viajes tontos de los vecinos, nos toca a los nacionalistas aclarar qué somos, qué queremos. Se puede ser nacionalista y decir claramente y fuerte que no se quiere la independencia. Y hay que explicarlo además con lógicas, con la pedagogía básica que requieren aquellos asuntos complejos de entender. Aragón no quiere la independencia pues es negativa para Aragón. Y posiblemente los que debemos decirlo seamos los que seguimos siendo nacionalistas, para que se sepa que hay diversas maneras de encarar los futuros y de sentirse aragonés sin reclamar las rupturas.

No querer la independencia de Aragón no supone “NUNCA” dejar de pelear por la dignificación de Aragón, de sus posibilidades y cultura. No supone olvidarse que Aragón es maltratada desde Madrid o desde territorios vecinos. Las independencias suponen muchas veces además de la equivocación histórica, entregar el control —democrático o no— del nuevo país a grupos políticos ajenos totalmente a las ideologías que proponen la autodeterminación.

Y quien quiera la independencia de Aragón que lo diga, que dé un paso al frente y se presente con claridad con esa idea. Las banalidades o los escondites en asuntos de este calado son negativos para la sociedad y para todos los que nos dedicamos a defender a las personas y sus territorios.

Julio M. Puente Mateo