En esta semana se están produciendo reuniones con la militancia dentro de todos los partidos políticos aragoneses. Me consta que en todos ellos las críticas son duras a los resultados pero sobre todo a las formas. Nadie parece haber ganado, todos entienden que se han perdido en el camino algunos espacios, formas, posibilidades, mejores candidatos, electores y votos, futuro o presente. Algunos temen ver que de lo prometido se va cambiando a lo viejo conocido, mientras que otros salen en ruedas de prensa pidiendo dimisiones aunque sus voces sean calladas en los medios, mientras que otros candidatos ya advierten que se van o se cambian o se disfrazan.
Lo complicado no es diagnosticar el problema de cada uno, sino encontrar la medicina, el tratamiento adecuado. Muchas veces al ser una enfermedad que se lleva arrastrando bastante tiempo sin haber sabido darle solución con anterioridad, dificulta encontrarla con los nervios poco templados.
Aragón y Zaragoza necesitan reformas urgentes, necesitan estabilidad pero también capacidad de trabajo y de gestión. Además de por llevar una década (al menos) congelados en la nada, sino sobre todo porque estamos saliendo de una crisis cíclica y lo que nos viene además de ser complicado nos puede afectar muy negativamente si no estamos al menos a la altura de nuestros vecinos. Los tiempos han cambiado, más van a cambiar y en Aragón necesitamos soluciones con urgencia. Si volvemos a perder el tiempo de la regeneración, de las reformas, Aragón perderá la vida.
En Aragón además no sobra nadie. La entrada de nuevas formaciones políticas, alguna sin experiencia en el gobierno y la gestión, hace que todo se haya movido hacia “el menos” lo que dificulta la supervivencia útil de alguna formación política. Pero Aragón no puede ni debe permitirse el lujo de prescindir de la experiencia, del buen trabajo, de la dedicación en exclusiva por atender las necesidades de todos los aragoneses. Encajar todo esto en el futuro no será nada fácil. Pero debería ser prioritario. Si Aragón es menos en algo, lo será en todo. Y eso siendo ya tan poca cosa, es muy grave, aunque el silencio de los que deben hablar por su importancia social parezca lo sencillo.