Los vecinos de Santa Isabel y de Av. Cataluña se quejan con
ansia de las frecuencias y calidad de servicio de la Línea 32 de Autobuses
Urbanos de Zaragoza. Habría que añadir las quejas calladas o con sordina de los
vecinos de Delicias que sufren también los cambios de la Línea 32.
Este observador y Vocal Municipal, ya avisó y dijo —donde
debía decir— que modificar el trayecto de la Línea 32 era una barbaridad, que
el trayecto por la calle Echegaray era correcto por no decir un acierto y que
las peticiones de los vecinos de Av. Cataluña para lograr mejor servicio al
centro de Zaragoza tenían otras soluciones mejores que las que todos los
vecinos de las zonas afectadas proponían, cambiando el trayecto incluso por la
zona del parque Bruil.
Efectivamente el tiempo me ha dado la razón, y lo observo
con tristeza pues solo logré en mis propuestas un éxito escaso y algunos
cambios insuficientes.
Las soluciones propuestas ahora se multiplican, mezclando la
Línea 32 con la Línea 21, intentando una vez más que este autobús, el 21, suba
hasta Santa Isabel. Otro error.
Vayamos por partes, por ver si logro hacerme entender.
Los autobuses en Zaragoza funcionan mal por el tráfico, sus
muy largos recorridos y sus excesivas paradas muy cercanas entre ellas. Los
usuarios como es lógico no quieren escuchar esto que digo, pero es la clave de
cualquier tipo de mejora. Se intentó hace unos años modificar con el diseño de las
plazas intermodales que deberían servir —junto al billete hora— para resolver
parte del problema. Pero aquello se olvidó por presiones de los vecinos.
El concepto del servicio de autobús urbano de una gran
ciudad no puede ser el de modularlo por Distritos al ser un servicio “de
ciudad” y para ello hay que procurar que la calidad de servicio sea homogénea
entre Distritos, pero con criterios de ciudad, que tengan en cuenta sobre todo
el número de usos. Y no tanto el número de vecinos, que aunque parezca lo mismo
no lo es. Hay Distritos y líneas con muchos más usos y usuarios en relación a
sus habitantes que otras. Por eso la Línea 32 está siempre llena y con
retrasos, pues es un servicio muy utilizado. Y por que le hemos metido un
recorrido absurdo, muy largo y por todo el centro de Zaragoza lo que le afecta
en constantes momentos críticos de tráfico. Por cierto alguna vez me tendrán
que explicar por qué los autobuses dobles lo son en horizontal y no en
vertical. O por qué se ponen en unas líneas y no en otras con más viajeros mes.
Soluciones.
1/ Que la Línea 32 vuelva a su recorrido por la zona de
Echegaray.
2/ Que se deje la Línea 21 como está con su final en Plaza
Mozart que recuerdo era una de los puntos destinados a ser una de las plazas
intermodales. A esta línea se la pueden hacer algunos retoques menores en el
recorrido y en las frecuencias. Al usuario le viene perfecto bajar de la Línea
32 en Plaza Mozart y coger la Línea 21 en vacío, siempre que las frecuencias
sean muy buenas.
3a/ Si fuera necesario —y para ello se necesita un estudio
de viajeros, detallado y que solo tienen unos pocos ciudadanos (yo no, aunque
lo haya pedido donde debo pedirlo)— crear un servicio lanzadera entre Plaza
Mozart y Santa Isabel, que complemente el servicio del autobús 32.
3b/ O bien reforzar las frecuencias de la Línea 32,
posiblemente con muy pocos refuerzos. Hay que tener en cuenta que ante
cualquier reivindicación de modificar este línea se dirá desde el Ayuntamiento
que es una línea con pocos viajeros por kilómetro recorrido; pero no por sus
pocos viajeros sino por su muchos kilómetros. Estaba en el 2013 en 4,44 por
kilómetro y superado por 17 otras líneas. Hoy ha subido al suprimir la Línea 45
y estará mejor colocada en viajeros por kilómetro.
4/ Llegar al Hospital Nuestra Señora de Gracia desde el
Rabal es un tema complejo y que requiere solución casi imposible. La distancia
entre la parada de la Línea 21 a la entrada del Hospital es de 400 metros (250
metros en línea recta) aunque es cierto que es un servicio al que acuden
personas mayores y enfermos. Hospital que se encuentra fuera del Distrito Rabal
por traslados ilógicos de Sanidad DGA. Pero ese es otro tema complicado.
Priorizar esa distancia con modificaciones de trayectos que complican los
servicios totales es un error. Y en estos momentos es imposible solicitar
creación de líneas nuevas. Luego, toca optimizar lo que hay. Otro tema es que
algún día se decida dejar pasar los autobuses por el Coso Alto, algo que hoy
por hoy parece imposible por errores incomprensibles que se resolverán en su
momento.
5/ La intermodalidad de los autobuses urbanos se debe exigir
sobre todo por el componente de la calidad del servicio en frecuencias. Un factor
imprescindible es el tiempo de espera, como todos nos estamos dando cuenta
constantemente unido a la seguridad de que el autobús te recoger
á. Es más importante tener una frecuencia de 5 minutos
como máximo, que tener o sumar una línea más a una zona. En la defensa de la
calidad del servicio de la Línea 32 se debería haber insistido en los tiempos
de frecuencia en vez de gastar las energías en las luchas por las Líneas 45 o
21. Sobre todo por que en horas punta y con frecuencias largas los autobuses
llegan llenos a ciertas paradas lo que multiplican las esperas y convierten en inútil
el servicio. El usuario, si deseamos que deje su coche en casa, le debemos
entregar como poco seguridad de un servicio que le recogerá y que no dependerá
para ello del número de viajeros de ese momento punta. Las nuevas líneas se
deben diseñar para zonas nuevas, sin que se repitan recorridos por las mismas
avenidas, pues además de complicar el tráfico y con ello lentificar el
servicio, no añaden nuevos servicios a más vecinos, sino mejor a los mismos.