No vamos a descubrir a Joaquín Costa a estas alturas, aunque
no estaría nada mal repasarlo y releerlo. Controvertido político hay que entenderlo desde el punto
de vista de aquella España, de aquel Aragón de caquiques.
En el Colegio público Joaquín Coste de Zaragoza tiene
colgada en la fachada esta gran pancarta con una frase maravillosa.
Muy parecida a las que
lleva en sus carteles Antonio Aramayona en la calle Alfonso y por la que le
ponen multas y multas.
Aramayona es solo profesor de filosofía y en estos
tiempos no se puede ir por la vida siendo un filósofo, es molesto para los que
solo saben ver dineros en billetes marrones. Ser filósofo no está de moda, rediez.
Pero volvamos a la frase de Joaquín Costa, otro profesor licenciado
en Filosofía y político aragonés que también como ARamayona era cabezón y decía las cosas que sentía con dos…, con rasmia:
“Nuestra escuela es la sociedad entera, es la naturaleza
entera; en una palabra… es el mundo”
No queda nada claro la peligrosidad de la filosofía. ¿O tal
vez sí?