Viajando por esta España tan saludable y curiosa, tan plural y maravillosa, siendo aragonés y aragonesista pero deleitándome con la pluralidad de culturas y de calidades, de una sociedad española que no sabemos compartir desde el entendimiento respetable sobre todo por algunos mastuerzos que desde Madrid quieren imponer sus centralismos nacionalistas que obligan a otros nacionalismos que contrapese, me he dado cuenta que en Zaragoza no tenemos una Plaza Mayor, una plaza porticada al estilo español.
Estoy en Bilbao y la tienen. En Araba también o en Donostia. En Huesca tenemos la plaza del Mercado y en Teruel la plaza del Torico. En Madrid o en Barcelona la tienen y en Soria casi. Así podría seguir pero no quiero. Zaragoza no tiene. No la pido, es imposible, estas plazas deben estar en el sentimiento y no en la modernidad de un arquitecto. Tal vez al perderse el Foro romano perdimos esa posibilidad, tal vez se pudo intentar en 1908 cuando se hizo la Plaza actual de Los Sitios.
Una plaza porticada es sobre todo una Plaza Mayor. Un punto céntrico de reunión, un lugar urbano de confluencia en la historia, de asentamiento viejo que nos lleva hasta los ancentros. Pero Zaragoza no la tiene. La Plaza del Pilar quiere serlo a veces pero sin convencimiento, con miedo, sin saber templar todo el enorme espacio para darle sentido de unidad. Ahora tenemos un gran reto con los antiguos juzgados y estoy seguro que seremos incapaces de darle sentido de centralidad, de lógica urbana de uso de calidad. Por cierto, los usos de calidad son los que atraen y atrapan a las personas. Nada sirve en el urbanismo si no sirve para las personas, pera muchas personas.