Diferentes pobladores se han instalado históricamente en el medio rural por falta de espacio para crear.
Está claro que el arte de Barceló, las esculturas de José Miguel Abril o Molins, determinadas performances e incluso montajes de teatro de calle requieren espacio, provocaron ya desde los 80 el traslado de Joglars a una masía, la generación de talleres por Miquel fuera de Palma.
Porque cunde más el tiempo para pensar. También lo cunde para grabar y no molestar. O molestar de un modo que agradecen los pocos vecinos que ya quedan en cada núcleo. Me llama especialmente la atención el ejemplo de la vida en Mozota del gran músico secundario Eduardo Baos. Le viene bien para alternar sus participaciones en el gran grupo indie León Benavente. También su familia es impulsora de un espacio que frecuento, el magnífico bar malasaño “Lata de Bombillas” que tenía más encanto en la calle María Moliner.
En este momento es la pintura y creación generada en condiciones de tranquilidad en Valtorres la que ocupa la Sala de Exposiciones del Cuarto Espacio de la Diputación de Zaragoza, bajos del bar de la plaza del Pilar.
Ha habido residencias ya en Uncastillo, Anento y otros lugares… que como el Festival de Música de Daroca permiten un profundo conocimiento y goce de espacios rurales para estos artesanos del arte de vanguardia. O estos revisores del arte barroco como en el caso de los impresionantes conciertos y clases magistrales dados en Daroca por el organista holandés Leonhart, recientemente fallecido al que dedicaremos un homenaje.
Este año en Valtorres han vivido y convivido David Cantarero y Rafael Fuster, con interesantes ideas sobre reciclaje artístico el segundo y arte sin límites, incluyendo medios de expresión audiovisuales, el primero.
En Berdún también se ha instalado como nueva pobladora una familia en que se integra una creadora de joyas zaragozana. Sin saber que en los 70 albergó una Escuela Internacional de Pintura, nuestra primera conversación versó entorno al efecto llamada que respecto de artesanos conocidos que van a ferias y que necesitan calma, silencio y espacio, puede tener su llegada a mi pueblo.
El arte combina perfectamente con el espacio infinito y el tiempo recobrado y antes perdido, como decía Proust. Incluso si te da tiempo a vivir con tus pesadillas kafkianas y puedes adquirir el sentido de vida vivida desde el presente por comer pan de masa madre que dura una semana y huele a champagne del que tomaba Napoleón, no la perfumería pestilente actual. Para ello, mejor un cava de Borja.
10/09/2017 Luis Iribarren