Bares singulares de Aragón 7: Teruel, histórico Café Hartzenbusch y Fonda del Tozal
Bares donde se conversa, bares donde pasa mejor y más rápido la vida para los que no somos familieros, en el Valle del Ebro legión (los segundos)… Public houses para los amantes de la Culture Club, de la soledad de café, libro y buena música… Ambiente muy apreciado por las chicas hasta que… La vida familiar exige pagar un peaje de libertad muy caro que no cambio por esos momentos…
Teruel ofrecía varios puntos para ese tipo de trobada. Quedan pocos. También han abierto nuevos. Yo trabajaba en su Tubo en Vaquillas, en ese conjunto de bares parecido a los de Zumalacárregui en Zaragoza sitos en la Trasera de Ambeles, casco histórico muy degradado entonces y que ha mejorado sustancialmente… Mis jefes vivían en este fantástico edificio modernista integral, debajo tienda de retales y pasamanería. Ahora apartamentos turísticos…
Pero, claro, ha mejorado la hostelería turolense en plano Masterchef jamón de Teruel, en plano ciudad del amor –y nunca al parecer de sus antónimos- y han abierto cafés con ínfulas, pero que solo sirven para estar de paso y dejarse perras en tapas, en el entorno de la plaza del Torico. Que vienen bien, para qué vamos a negarlo, pero que no resuelven hacer ciudad un miércoles por la tarde de octubre o febrero.
Más la hace el pub temático U2 del que hablamos, pero es demasiado barroco retromaníaco, y no alcanza la categoría de clásico que pretendo. Aunque sí que se genere vida propia y visitas a él como templo musical de culto singular y llevado a sus últimas consecuencias. El bonismo ilustrado y Teruel…
Como ya lo presentamos, hablemos de todavía presente y de pasado en forma de café. Comenzando por el segundo, debajo de la Torre del Salvador había un bellísimo café-casino en planta primera que programaba y ponía jazz. Como somos tan papistas, es obvio que era imposible que continuara mucho más tiempo abierto con las ordenanzas de incendios actuales. En Pau o Carcasonne seguiría. Y mucho más en Albi con algún poster de Toulouse Lautrec. Ninguna bodega bar del puerto de Burdeos estaría abierta aquí…
Ahora hay un bar restaurante moderno y correcto entre la muralla y la torre que se llama Portal de Guadalaviar, bonito nombre. Pero el Café Hartzenbusch, literato que dio fama a la leyenda de los Amantes, era un bar de madera y suelo de taracea con un ambiente precioso y cálido para combatir el gélido invierno turolense. Con los correspondientes quemadores de calefacción art deco de hierro colado.
Como ya no existe, cuando voy a Teruel y además de pasear el ensanche modernista, la normalidad cotidiana del barrio donde la gente vive cercano al campo de fútbol, me refugio del turismo en el entorno del histórico Cine Maravillas, porque me gusta el nombre, pero sobre todo en la Fonda del Tozal. Del siglo XVI parece que data.
Fonda del Tozal, dentro y patio. Un lugar semejante no existe en Aragón en uso porque… de forma preocupante… Zaragoza ha dejado morir la cervantina Posada de las Almas.
Me encanta su ambiente de abuelos echando la tarde o el vermú, de casi tablao de Curro Jiménez, de patio alto de caballerías, de guiñotes extraños a seis con más cartas, con ese vino de cuba que todavía te ponen cuando eran los únicos que tenían vermú de Terrer hace veinte años…
De argollas en las paredes para las caballerías… Representa muy bien el Teruel cruce de caminos. La ciudad mercado para un entorno más poblado que atraía cerámica de Manises y fruta y arroz, y vendía en ese patio la de Teruel, sus chacinas y la arcilla… incluso a los hermanos Roig de Villarreal…
Ciudad más mercantil y menos funcionarial de lo que vemos y suponemos. Frecuentada por viajantes que atravesaban esa sierra de sabinas y enebros con carlistas de Cabrera o bandoleros al paso, por la que ahora discurre una parte del futuro de Aragón… Un tren que todavía no puede ir más que a la misma velocidad que en ese momento histórico…
23/08/2017 Luis Iribarren