Yo sé que en Zaragoza nos gusta cuidar las bibliotecas y que —aunque a algunos partido más que a otros— nos gusta innovar y dar una calidad de servicio alta en un equipamiento público en el que creemos. Por eso no está de más viajar a conocer otras bibliotecas públicas para saber qué se hace por otras ciudades.
En Madrid hay buenos ejemplos de bibliotecas de barrio, funcionales y modernas situadas en edificios antiguos o en edificios de nueva construcción y con algunas obras artísticas de forma expositiva temporal, todas ellas con grandes zonas para descansar y leer. La de la ciudad de Birmingham es un ejemplo imposible de copiar por su elevado coste y tamaño, excelente para visitar y aprender del futuro de un servicio muy útil. Pero de esta de New York que os muestro en la imagen si quiero resaltar dos detalles muy curiosos.
El primero su hermoso y gran cine público nada más entrar a la misma. Gratuito, libre y donde se van repitiendo diversas películas para distintas edades durante todo el día. Cómodo y sencillo de utilizar.
El segundo es el método de préstamo. Allí hay muy pocos libros comparados con los que se suelen encontrar en las bibliotecas viejas. Los vecinos o usuarios, entran a internet, solicitan el préstamo, y se los reservaban dejándolos en la zona de la entrada en unas grandes estanterías. Ellos recibían una clave y con ella acudían a recoger el ejemplar reservado.
No es una biblioteca silenciosa, tiene wifi y cafetería de máquina, y es más un pequeño centro lúdico o cívico, donde se recogen y entregan los préstamos de libros. Aun así tiene dos plantas y una de ellas dedicada a los niños, con un espacio de unos 150 metros, donde los pequeños pueden jugar con decenas de juguetes de todo tipo, mientras sus padres están leyendo en el mismo lugar, revistas, periódicos o libros.